Cuando el año pasado fuimos a la aventura, con dos coches, sin alojamiento alguno, a ese lugar llamado Albacete donde se celebraba en ese momento la Feria, nunca pensamos que fuera a ser tan mágico, tan especial. Un año después, y con algunas diferencias, ha quedado demostrado que a la Feria no se puede faltar. Debe ser tradición año sí y otro también.
¡Viva la Feria de Albacete!
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