Definitivamente, las discotecas no son lo mio. Lo sé desde hace tiempo, pero lo confirmé el pasado viernes con una nueva celebración de las llamadas "PAELLAS". En serio, no hay nada como una fiesta al aire libre con amigos de toda la vida mezclados con universitarios y desconocidos. Todos hasta arriba de alcohol. Hasta el arroz de la paella gigante me supo a gloria.
Las últimas "Paellas" a las que fui se antojan muy lejanas... Y hace tiempo que se acabaron las juergas que nos pegábamos cada fin de semana. Decidí que no valía la pena ese tiempo ni ese dinero en fiestas vacías, que se traducían en resacas al día siguiente. El día que comencé a seleccionar, aprendí a disfrutar de verdad de las buenas celebraciones. El Bando de la Huerta, la Feria de Albacete, Nochevieja, los cumpleaños de tus amigos, las Paellas... Por todo ello sí merece la pena gastar los cuartos y renunciar a otras cosas. Además, el hígado lo agradece.
¿Un consejo? Las mejores fiestas no son ni en discotecas, ni es descampados, ni en barracas, ni siquiera las que he mencionado anteriormente. Las mejores son aquellas que nacen de repente en tu casa o en tu pub de toda la vida, que te pillan de sorpresa y que convierten un día normal en un día increíble. Esas fiestas son las inolvidables.
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