
Los niños pueden llegar a ser muy crueles, y sacan defectos, nada menos, que en las propias virtudes. Y lo peor es que son muy pocos los que siguen esforzándose por ser los mejores por el simple hecho de sentirse aceptado. La educación es una de las asignaturas pendientes de este país y un problema muy gordo es la discriminación -es que manda narices- hacia aquellos que están capacitados para sacar nuestra sociedad adelante. Es obvio que no se le puede explicar eso a un niño, pero estoy seguro de que se puede encontrar la manera de que los más pequeños vean que hacer las cosas MUY BIEN está, valga la redundancia, pero que MUY BIEN.
Porque ser 'empollón' no significa que no se pueda ser 'guay'. Porque... ¿Quiénes son los 'guays' en una clase de primaria? ¿Los que más goles marcan en el patio del colegio? ¿Los que tienen el mejor juguete? ¿Los que saben decir más palabrotas? Lamentablemente, en la actualidad ha ganado enteros esta última. Pero no podemos dejar que los niños que se pueden convertir en grandes celebridades dejen escapar su futuro por querer ser los reyes del cotarro ahora. El que ríe el último ríe mejor.
¿Discriminamos ahora a Rafa Nadal por ser el nº1 de la ATP? ¿A Penélope Cruz por ser nuestra actriz más internacional? ¿A Pedro J. Ramírez por ser el periodista más influyente en España en los últimos veinte años? Pues eso.
PD: Me indigno porque los niños discriminan a los que pueden levantar este país en un futuro. Pues en este vídeo -uno de los mejores cortos que he visto en mi vida- se relata una historia de amistad entre una niña y un niño con parálisis de sus extremidades. Un ejemplo de cómo ser un verdadero ser humano.
PD2: Supongo que a nadie se le ocurrirá el mecanismo para quitar la 'maldad' que se usaba en 'La Naranja Mecánica'...
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