No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
____________________________________________________________________________________

martes, 30 de septiembre de 2014

Nuestro sitio


Hoy, esta vacío. Pero en unos días...

Será nuestro lugar sagrado. El sitio donde estirar las piernas. Donde relajarse. Donde desayunar, almorzar, merendar o cenar. Donde tomar unas birras. Donde pasar el rato. Donde ver la Champions. Donde reencontrarnos tras un día agotador. Donde sentirnos libres. Donde vivir la experiencia de nuestras vidas.

Sí, hoy este sofá está vacío. Pero muy pronto se llenará de grandes recuerdos.

#YaQuedaMenos :)

lunes, 22 de septiembre de 2014

38 pruebas superadas... ¡GRADUADO EN PERIODISMO!


Antropología: Me estudié el abominable temario en un día. Saqué un 6,5 con un par
Lengua: La gente flipó cuando dos callosinos fueron de lo mejor en la prueba de ortografía
Historia: Tuvimos que comentar 100 textos, hacer un trabajo y aprobar un examen de desarrollo
Base de Datos: Aún me sigo preguntando cómo demonios aprobé esta asignatura
Organización y Gestión de empresas: Perdí la vergüenza a exponer. Jamás estuve tan estreñido
Teoría de la Comunicación Mediática: De las notas (8) que más orgulloso me siento
Análisis de textos y redacción: Aprobado con la gorra. Lo mejor: cuando le dije "Ardyyy" a Ferris
Psicología: Inolvidable exposición sobre Dora la Exploradora
Contabilidad: Saqué un 7,5 en septiembre gracias a mi abuelo. Todavía no sé para qué sirve esto
Estadística: Siete convocatorias después, celebré por todo lo alto superar el mayor obstáculo de mi vida
Comunicación audiovisual: Valió la pena solo por este vídeo. Aún lloro de la risa
Publicidad: Los jueves tenías dos opciones: ir a ver anuncios a clase o quedarte en casa durmiendo
Historia del Periodismo: El curso estuvo marcado por un libro que llegó a obsesionarme: POSTGUERRA
Instituciones Jurídico-Políticas: Pasé de un 2,8 en febrero a un 7,2 en septiembre
Redacción Periodística: Dijeron "es más difícil aprobar en diciembre que en febrero". Nos gustan los retos
Lenguaje y técnicas periodismo impreso: Ídem a la anterior. No somos gente convencional
Psicología social: Nos juntamos uno de cada madre en un grupo que, milagrosamente, aprobó a la primera
Documentación Informativa: Le dijimos a la cara a nuestro profesor que haríamos el trabajo más importante de la asignatura en verano. No lo hicimos. Nos aprobó de todas formas.
Periodismo radiofónico: El mismísimo François Hollande, presidente de Francia, nos atendió en exclusiva
Comunicación Digital e Internet: Demostramos al mundo lo malo que es el Piratepad y su rana pirata
Psicología de las relaciones de grupos: Creí que eran 30 preguntas y fueron 36. No vi esas 6. Oups
Fotoperiodismo: Momento mítico el profesor viendo nuestras fotos tomadas con el móvil y resoplando como si el Apocalipsis estuviera tocando a su puerta
Reporterismo: Nuestro gran reportaje fue sobre lo asquerosa que está el agua de la Vega Baja
Tecnología Audiovisual: Esta y otras prácticas lamentables nos dan la vida: Vídeo
Diseño periodístico: Por momentos, pensé que jamás la aprobaría. Gracias a mis compañeros por soportar junto a mí tal calvario (ver aquí) y a Andrea Miralles. Sin ella no habría sido posible
Instituciones de la UE: ¿A quién se le ocurrió esta asignatura? No, en serio, quiero saberlo
Producción Periodística: Hicimos una revista estupenda del Callosa Deportiva. Gran trabajo
Psicología de la comunicación: ¿Esto era Grado en Periodismo o en Psicología?
Periodismo Televisivo: Otra asignatura que no sé ni cómo aprobamos. Desde una práctica que da ataques epilépticos a otra en la que dejamos muda a la profesora. Pero de horror.
Comunicación Corporativa: Aprobamos con lo justo por hacer un trabajo de la Cooperativa Eléctrica
Comunicación política: Calculé que sacaba entre un 4,8 y un 5,2 en un test maquiavélico. Saqué el 5,2
Ética y Deontología: Un trámite. Luego descubrí que mi profesor era el subdirector del D.Información
Periodismo Económico: Raimundo supo desde el primer día que me daban angustia los números.
Producción Audiovisual: Hice de 'lobo' en los Tres Cerditos. Christofer Mackenzie no hizo nada
Derecho de la Información: Nos presentamos 30. A los cinco minutos se fueron 20. De los diez, solo cuatro fueron los elegidos, y yo fui uno de ellos. Estuve a punto de mandarlo todo a la mierda
Crítica cine y tv: Vimos las películas más raras que pudo encontrar Antonio Sempere
Periodismo deportivo: La segunda mejor nota de la clase. Ansiada asignatura
Trabajo de Fin de Grado: Leí una decena de libros, 185 columnas, hice cuatro entrevistas, escribí como un condenado, atropellaron a mi tutor, encuaderné el trabajo horas antes de entregarlo y lo expuse el otro día ante un Tribunal cachondo -en su mayoría- y respetable. Último obstáculo superado. Ya soy GRADUADO EN PERIODISMO.


martes, 16 de septiembre de 2014

¿Los periódicos se venden por los columnistas?




Este miércoles tengo la exposición de mi Trabajo de Fin de Grado, el último obstáculo para ser oficialmente graduado en Periodismo. Como tengo que hacer un Power Point -algo que me parece aburridísimo- y tengo que aclarar ideas, creo necesario hacer un resumen en el blog. Así escribo un poco, que lo tengo un tanto abandonado.

El título de este TFG es 'El Columnismo Literario o Periodismo Creativo como señuelo en los medios de comunicación escritos'. Es decir, la capacidad de los periódicos o medios digitales para captar audiencia gracias a sus columnistas, considerados 'estrellas' o 'voces de autoridad' dentro de este oficio. Voy a adelantaros el final: le he dado la vuelta. Los periódicos no se compran ni se leen por los columnistas. Se han acomodado. Desde su pedestal, se han creído los dueños del chiringuito y han dejado que el tiempo pase, hasta que los ha destruido.

He realizado un registro de todas las columnas en una semana cualquiera de los cuatro periódicos con más tirada en nuestro país: El País, El Mundo, ABC y La Razón. Contabilicé 185 columnistas, repartidos de forma equitativa entre todos los diarios. La inmensa mayoría de sus columnas van referidas a temas políticos (46%) u otras sub-categorías relacionadas -derecho penal, monarquía, terrorismo, UE-. En un segundo escalón están los columnistas que poseen más variedad temática y que tienen mayor capacidad de explotar su vena literaria (20%), aunque también la utilizan, en su mayoría, para opinar sobre asuntos políticos.

De todos ellos, son muy pocos los que utilizan la literatura para dar forma al texto. Suelen ocupar una tribuna de relevancia en el periódico, ya sea en la contraportada o en la primera página: Rosa Montero, especializada en denuncia social, Alfonso Ussía, más centrado en política y fútbol, Manuel Vicent, cuyo estilo roza lo poético, y por supuesto, Juan José Millás, máximo exponente del columnismo literario y, probablemente, el único capaz de asumir de forma natural los recursos de la novela dentro del periodismo, además de tener la osadía de incluir algún relato de ficción. ¡FICCIÓN! Ni siquiera hoy, en pleno 2014, está bien visto escribir una especie de cuento inventado en las páginas de un diario.


La gente está cansada de la política. Noticias de política, análisis de política, y columnas de política. ¡Basta ya! Nadie lee toda esa mierda. Es difícil encontrar un texto que cuente la intrahistoria. Me explico: cuando lees un titular que reza así: "Orbán consolida su control en Hungría" y su subtitular "El primer ministro populista revalida la mayoría absoluta con un 46,8% de los votos según los primeros resultados", la mejor forma de empezar esta noticia es como lo hizo la enviada especial de El País en Budapest, Silvia Blanco: 

"Iuliana Toth, de 61 años, y su amiga Margo, de 57, aprovechan una tarde soleada sentadas en una terraza cerca del centro de Budapest. Es una zona llena de tiendas y ellas llevan varias bolsas con ropa. "¡Voy a votar por Fidescz, por supuesto!", dice la más joven, que trabaja como pedagoga. "Solo Fidesz", subraya con entusiasmo Iuliana, jubilada de la misma profesión, repitiendo el lema del partido del Ejecutivo. Lleva el pelo corto, mechas rubias y manicura con brillantina".

Es difícil encontrar una introducción así en una noticia de política nacional. Los enviados especiales están obligados a indagar en la zona, salir a la calle y entrevistar a los protagonistas o afectados. ¿Por qué los que trabajan aquí, en España, no hacen lo mismo? Se nota en los textos la falta de profundidad, de investigación. La precariedad laboral ha mermado las redacciones, convertidas en salones de estar donde los periodistas escriben a partir de comunicados o notas de prensa. Las empresas recortan en lo más valioso del periodismo: la reconstrucción de la escena. El poder ir a una terraza de Budapest y hablar con dos señoras mayores sobre las elecciones húngaras. Describir algo relevante desde lo más mundano, lo que le interesa de verdad a la gente.

Las columnas, al igual que los artículos de opinión y hasta los reportajes, son cada vez más análiticos y menos narrativos. ¿Es importante la objetividad? Por supuesto. Pero los textos de un periódico deben ser atractivos para el lector, hacerle un mundo tan complejo un poco más fácil. Y sobre todo, no provocar bostezos desde la primera página.

Hasta la saciedad han defendido las Facultades de Periodismo el sistema estadounidense de principios del siglo XX, cuya estructura se basaba en información objetivada y en la respuesta a las seis preguntas fundamentales: qué, quién, cuándo, cómo, dónde y por qué. Éste es otro problema que ha propiciado un desnivel considerable en la calidad de los textos periódisticos: la escasa formación literaria en las Universidades.

Y es que el recelo por la conjunción periodismo & literatura ha sido permanente desde el nacimiento del Nuevo Periodismo. Pese al éxito que cosecharon obras como 'A sangre fría', de Truman Capote, 'Hiroshima', de Hersey, o 'Relato de un Náufrago' de García Márquez, además de un sinfín de publicaciones de periodistas como Tom Wolfe o Norman Mailer, el periodismo literario siempre estuvo en el ojo del huracán, por su presumible "falta de rigurosidad". Ese prejuicio debe desaparecer, porque el periódico no es solo un elemento informativo: también es pedagógico y, por supuesto, de entretenimiento: Un lector agradece la información explicada con sencillez y con elementos característicos de la novela (descripción, identificación del "yo", reconstrucción de la escena).  Si además se consigue su disfrute, el retorno o feedback está más que asegurado.

Si a eso le añadimos que el columnista o periodista literario abusa del yo personal, actuando como protagonista incluso cuando no lo es; que son muchos los detractores que impiden la normalidad de la ficción dentro de un periódico, y que el se está desaprovechando la oportunidad de ofrecer un producto de alto nivel en soportes digitales, podemos comprobar que existen demasiados obstáculos que dificultan un periodismo literario de calidad en los medios escritos.

Así pues, basándome en mi análisis y en las opiniones de los mejores columnistas de este país, algunos de ellos entrevistados por un servidor -Antonio Sempere, Pep Torrent, Fernando Ramón y José Belmonte- podemos concluir lo dicho al principio: que los periódicos, ni mucho menos, se venden ya por los columnistas, y nos sorprenderíamos si viéramos la escasa audiencia que tienen éstos en la web del medio. Que escasean los textos literarios, principalmente porque se ha recortado en ellos, porque es más fácil hacer un texto político o de fútbol. Porque han perdido profundidad, debido a la supresión de grupos de investigación. Porque las Universidades no contribuyen. Porque el columnista, antes producto estrella, se ha estrellado contra su propio ego.

Y la única manera de que las columnas vuelvan a ser el verdadero señuelo de los medios escritos es rompiendo todas las barreras, acabando con la polémica, demostrar que el periodismo literario es necesario e imprescindible. En palabras de Tomás Eloy Martínez: "Demostrar que la realidad nos pasa delante de los ojos como un relato, en el que hay diálogos, enfermedades y amores, además de estadísticas y discursos".