Las películas de superhéroes casi nunca fallan. Digo casi nunca porque Superman vs Batman tenía pinta de ser una de las grandes de siempre y fue un fiasco absoluto. Entre ellos, apareció una muchacha de pelo negro capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera. Nos emplazaron a ver Wonder Woman un año después. Y, la verdad, quedé encantado con el resultado.
Nada que ver con el pifostio montado en la anterior. Básicamente, porque la historia se centró en ella, en Diana y sus orígenes, en lo que le motivó a salir de su burbuja y luchar por los más desfavorecidos. Aplaudo a la directora, los guionistas y productores por no convertir a Gal Galdot (probablemente una de las mujeres más atractivas y despampanantes aterrizadas en Holywood en los últimos tiempos) en un trozo de carne. Wonder Woman se caracterizó en todo momento por ser una heroína con corazón, que no duda ni un instante, que te mira directo a los ojos y no va a perder un segundo en luchar por lo que cree.
Hemos visto cientos de películas de superhéroes varones, y muy pocas de heroínas. El cine necesitaba de un film que lograra que las mujeres amantes y no amantes de los comics se sintieran representadas en la pantalla por alguien de su sexo, con sus principios y sus ideales, con la misma fuerza que cualquier superhéroe, pero sobre todo con el mismo o superior deseo de ayudar a la humanidad.
Que Wonder Woman haya sido un éxito en taquilla y en críticas es una muy buena noticia para DC, pero sobre todo para demostrarle al mundo que una mujer (Patty Jenkins) es capaz de realizar una superproducción que supera las expectativas y las circunstancias. Dos mujeres, ella y Galdot, han devuelto a la vida a una productora con fracasos sonados. Un film de DC no era tan valorado desde El Caballero Oscuro. Quizá por ello volvamos a ver a la Mujer Maravilla en tres próximas películas (primera y segunda parte de la Liga de la Justicia y Wonder Woman 2). Deseando ya volverla a ver en acción.
Nota en Filmaffinity: 7