No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
____________________________________________________________________________________

martes, 30 de agosto de 2016

Lo siento, pero eres preciosa



Lo siento. Lo siento porque quizá estés esperando a tu novio, que ha ido un momento al baño o a traerte tu copa, o te has separado un instante de tus amigas y te has encontrado en medio de la pista sin comerlo ni beberlo, y has decidido disimular, contemplando tu alrededor, hasta que me has mirado sin querer.

Lo siento porque es posible que hayas accedido a ir a esta discoteca un viernes por la noche porque tu compañera de piso te ha insistido, porque ya está bien de quedarte en casa viendo capítulos de Juego de Tronos en bucle mientras devoras bolsas de Jumpers, todo por olvidar que hace solo tres meses te rompieron el corazón, y lo último que deseabas en este mundo era que apareciera un pagafantas de tres al cuarto, desafiando la lógica tocándote el hombro para luego no saber qué más decir.

Lo siento por ser feo, por tener barriga, por ir mal peinado, llevar gafas y la camisa más arrugada que hayas visto nunca. Lo siento porque estarás harta de que aparezcan, uno detrás de otro, babosos tocando a tu puerta, esperando abalanzarse sobre ti a la más mínima oportunidad.

Pero eres preciosa. Tus ojos brillan por encima de cualquiera de las luces de neón que atraviesan esta sala. Tu pelo es largo, frondoso, y el solo tacto de un mechón sobre una de tus mejillas hace ruborizar al mismísimo diablo. Esas mejillas que, antes pálidas, se vuelven rojas por la timidez, la emoción o la vergüenza. Tus labios, naturales, sin una sola gota de pintalabios, pues lo perfecto no necesita adornos. Tu fragilidad, tu despiste, tu no saber a dónde mirar. La pegatina de un termómetro con cara sonriente en tu bolso, tu colgante con el símbolo de la paz, tu olor a sándwich de nocilla recién comido.

No, desde luego que no es motivo suficiente para que alguien se acerque y te dé la lata en tal momento de intimidad. En realidad me he pasado años, meses, días, horas, minutos y segundos tratando de levantarme del sofá, del asiento del metro, del taburete del bar, de la silla de curro, del portal de mi casa, del banco de la esquina y hasta de la cola del supermercado con la intención de decir “¡Hola!” a esa chica mona con la que imaginas pasar el resto de tu vida. El problema es que siempre puede el 'Lo siento'. No vale la pena amargarte el día con una humillación, haciendo algo ilógico que recordarás tú y los que se rieron entre dientes a tu alrededor. Puede que el disgusto te dure una semana o un mes, o agrave más problemas, o te haga todavía más -si se puede- inseguro de lo que eres.

Pero hoy he destrozado mis cadenas. He acabado con todas las pesadillas que rondaban mi cabeza, que me asfixiaban y me torturaban por dentro. Porque eres preciosa, pero sobre todo porque mi corazón no ha dejado de golpearme con rabia en el pecho desde que te he visto entrar por la puerta. Porque tienes algo, no sé qué porque no te conozco, ni siquiera sé cómo te llamas. Pero en tu mirada, en tu andar, en tu hermosa imperfección y hasta en tu bolso se puede ver desde un kilómetro que eres alguien especial. Alguien a quien, al menos, daría mi vida por conocer.

Y nunca me habría perdonado no acercarme esta noche, al centro de la pista, con tus amigas flipando, con mis amigos señalando, con una cerveza en la mano y la cabeza llena de pájaros, para decirte lo siento. Lo siento por lo de ahora y por cada día que me equivoque, por cada momento en el que no pueda darte lo que mereces. Pero sobre todo, para decirte que eres preciosa, por dentro y por fuera, decírtelo cada mañana al despertarte y cada noche al acurrucarte en las sábanas, porque si algo puedo prometer es que no perderé ni un instante en dejar de hacerte sonreír.


domingo, 28 de agosto de 2016

Vuelvo

Los Juegos estuvieron a punto de acabar conmigo. El cambio de horario, las numerosas tareas que hacer para varios medios, las ganas de ver todo, las noches en la redacción y el estrés propiciaron que no tuviera tiempo para ninguna otra cosa. Todo ello en plena mudanza y Fiestas de Callosa.

Pero eso se acabó. Por enésima vez, me niego a que este blog muera. He hecho una serie de cambios que espero que me hagan tener el tiempo suficiente como para actualizarlo a menudo. Lo necesito.

Solo espero que el insoportable calor que inunda Madrid estos días se vaya cuanto antes. Aunque estemos a 28 de agosto, bienvenido eres, septiembre. Y vete cuando quieras para que venga octubre.