No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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sábado, 31 de diciembre de 2016

Adiós, 2016




Fui por primera vez acreditado al Santiago Bernabéu. Fui director de una revista en mi ciudad, Callosa de Segura. Volví al Bando de la Huerta tras un año de ausencia. Disfruté de la apertura del bar de mi tío, Las Redes, Festejé San Patricio en un pub irlandés. Fui a un Villarreal-Liverpool. Participé representando a Eurosport en el Opta Quiz. Celebré la Undécima en la Cibeles y en el Bernabéu. Viví por primera vez desde dentro un partido de la Eurocopa. Entrevisté a Ona Carbonell. Hice por fin un viaje en Interrail. Cambié de piso junto a dos grandes amigos. Volví a disfrutar de las fiestas de Callosa.

Cubrí los Juegos Olímpicos en Eurosport. Visité la ciudad de Ávila por primera vez. Me lo pasé en grande en la Fiesta Dkiss. Fui por primera vez al Museo de Ciencias Naturales, al Arqueológico y al Zoo de Madrid. Entrevisté a Morientes, Salgado y Marcos Senna. Cumplí un año en Eurosport. Volví a participar en la carrera Ponle Freno. Viaje a Sevilla y visité por primera vez el Sánchez Pizjuán y Butarque. Fui a la Gala anual del COE. Vi un partido de fútbol femenino histórico en nuestro país, disfrutamos de la novena edición de la excursión comeboyera y festejamos las Navidades en familia y junto a grandes amigos.

2016 ha sido un año feliz. Muy feliz.


jueves, 29 de diciembre de 2016

Crítica: Rogue One: Una historia de Star Wars




No es normal ir a ver una película al cine por la mañana y encontrarte con cola y con la sala llena. Quizá eso solo lo consigue Star Wars. No importa la historia, el guion, el director o los protagonistas.

Apenas había caras conocidas (Darth Vader sale un poquito, C3PO y R2D2 hacen un cameo... y más que no quiero decir), y apenas actores de prestigio (Forest Whitaker y la emergente Felicity Jones), pero poco importa. La taquilla mundial ya supera los 500 millones de doláres (en dos semanas) y las críticas son tan buenas que algunas dicen que es la mejor de la saga desde 'El Imperio Contraataca'. Es decir, desde hace 36 años.

Es muy probable que yo esté de acuerdo, aunque si digo la verdad, no soy el mayor fan de Star Wars de la historia. Hay películas que incluso me han aburrido (alguien me pegará por escribir esto) y soy de los que piensan que, aunque tuvieron mucho mérito los efectos especiales de entonces, nunca me llenarán tanto como los que se pueden hacer ahora. Es el caso de 'El Despertar de la fuerza' y ahora con 'Rogue One'.

'Rogue One' tiene la gran dificultad de impresionar y entretener al espectador aun sabiendo que casi todo lo que va a pasar ya lo sabe. Es la historia de cómo se consiguieron los planos que hicieron posible la destrucción de la Estrella de la Muerte. La historia de cómo se construyó, con manos inocentes obligadas por el Imperio. De cómo se incluyó un punto débil que sería decisivo en el futuro. De cómo muchos rebeldes murieron pero no lo hicieron en vano.

Y sí, consigue impresionar, entretener, enganchar al público antiguo y al nuevo. Porque los antiguos encuentran una historia de las de antes, que necesitaban entre el capítulo III y IV. Y porque los nuevos son felices al ver una película de Star Wars moderna, con su HD y sus espectaculares innovaciones. Algunas, como la de resucitar a Tarkin (muerto desde 1994) resultaron muy convicentes.

Solo una pega (que se la pongo a todas las películas de Star Wars): Por favor, hagan más entretenidas las batallas espaciales. Incluso solté alguna cabezada en mi butaca.

Nota en Filmaffinity: Un 7



lunes, 26 de diciembre de 2016

Crítica: Belleza Oculta




Ayer me di cuenta de forma oficial que no puedo ser crítico de cine. O tengo un gusto pésimo, o soy demasiado flojo, o los críticos de hoy en día son muy exigentes. Muy duros. Estoy seguro de que con Belleza Oculta lo fueron.

Quizá esperaban más de ella. Es un guión original, son grandes actores y era una buena historia que, quizás en otra tesitura habría incluso optado a premios relevantes. Pero, por lo visto, las expectativas estaban muy altas y como no les gustó, se dedicaron a destriparla.

Inane. Desastrosa. Ridícula. Noña. Pastosa. Sensiblera. Desquiciada. Fatua. Empalagosa. Sosa. Mediocre. Prefabricada. Y un largo etcétera de calificativos deshonrosos para una cinta que a mí me pareció una preciosidad. Cierto es que Will Smith no está acostumbrado a este tipo de papeles, pero lo hace bien. Edward Norton se sale de la pantalla. Y Helen Mirren ni te digo.




Y la historia mola. Un padre pierde a su hija de seis años y olvida todo lo bueno de la vida. Está a punto de tirar su trabajo por la borda y llevarse con ellos a sus compañeros y amigos, pero ellos no están dispuestos a que pase. Contratan a unos actores para que le hagan creer que son el Amor, el Tiempo y la Muerte, y le devuelvan las ganas de vivir, de aprovechar el momento, de enamorarse.

Estos actores (SPOILER) no solo consiguen hacer reaccionar a Will, sino también a sus propios amigos. Y es que quizá no sean simples actores...

En fin, que no es la mejor película de la historia, pero ni mucho menos es una bazofia como nos intentan vender en los periódicos. Sí, es un poco manipuladora, ¿y qué? En estas épocas del año, a lo mejor necesitamos emocionarnos un poco más de la cuenta.

Nota en Filmaffinity: Un 7


sábado, 24 de diciembre de 2016

Excursión Comeboyera 2016




Nueve años. Nueve años de excursiones comeboyeras, una tradición que un día estuvo en riesgo de extinguirse pero que tiene pinta de que perdurará para siempre. Empezó como una quedada entre amigos que jugaban a la Liga Fantástica Marca. Pero cuando decidimos ir un 28 de diciembre (día de los inocentes) la cosa cambió.

Desde entonces, no hay Navidad que no vayamos a Alicante, a la zona de Maissonave, a pasar el rato. A jugar en los recreativos Orenes. A comer porras con chocolate caliente. A probarnos trajes para la supuesta boda del Chava (siempre la cancela, maldita sea) y a comer como reyes, en este caso en el Lizarrán. Y por supuesto, no puede faltar la parada en la Casa del Libro, donde Fenoll se da un respiro.

Esta vez tenemos incluso un vídeo para que vean el proceso de la 'inocentada' de los trajes. Que la disfruten.



viernes, 23 de diciembre de 2016

Sangre Fresca




Es oficial. Las series de ciencia-ficción me vuelven loco. True Blood (tres veces más fantasiosa que cualquier capítulo de Juego de Tronos) me lo ha confirmado. Y eso que no tenía ooexpectativas muy altas. “Una serie de vampiros, que se pasan el día follando y desangrando”.

Sí, se acerca mucho a esa idea. Y es verdad que True Blood no ha conseguido engancharme de la forma que lo hizo Lost, por ejemplo. Pero no hay un solo capítulo que sobre. Tiene momentos que emocionan, tramas que te dejan traspuesto. Y un final que se puede catalogar de triste, feliz y lógico al mismo tiempo.

True Blood no defrauda. Prácticamente todo se desarrolla en un pueblo del estado de Luisiana, Bon Temps (existe, lo he buscado en el Google Maps aunque no he encontrado el Merlotte’s). Los vampiros han existido desde siempre, pero solo aparecen de noche y en secreto. Con la creación de una bebida llamada ‘Sangre Fresca’, se produce un gran paso hacia la integración entre vampiros y humanos, pues los primeros sacian su hambre y los segundos evitan ser devorados.

Sin embargo, no todos los vampiros quieren esa “asquerosa” sangre fresca. Prefieren seguir matando humanos “porque es su naturaleza”. Y hay humanos que siguen teniendo miedo a los vampiros. Otros, asco. Y otros quieren verlos muertos para siempre. De ahí los conflictos, los asesinatos y las tragedias. Ante todo eso, una camarera y un vampiro se enamoran rompiendo cualquier barrera y estereotipo.




Uno podría pensar: Joder, si esto es una serie de vampiros, ¿Debería haber también espíritus, personas que se convierten en cualquier animal, hadas, hombres lobo, hombres pantera y más criaturas que te puedas imaginar? La pregunta debería ser… ¿Por qué no? Ya que nos ponemos, locura total. Para el que le gusten las cosas sobrenaturales, True Blood es altamente recomendable.
Si tengo que mencionar algo que realmente me haya gustado de la serie y que no parezca tan obvio es el guion. La serie tiene mil tramas que se entrelazan a lo largo de las siete temporadas, y aparecen personajes que no vuelven a aparecer hasta decenas de capítulos después, hay muchos flashback… Y aun así, todo está bien explicado, todo está en armonía y todo tiene sentido (dentro de la locura).

En definitiva, True Blood me ha hecho pasar buenos momentos en los últimos meses. Es entretenida, disparatada y está cargada de emociones. Un lujo haberla saboreado.

PD: Voy a soltar un buen SPOILER. Me alegra saber que, aunque Sookie tuvo que matar a Bill en el último capítulo, ambos están casados y tiene hijos en la vida real. Ale.

PD2: La muerte de Terry es cruel. MUY CRUEL.


sábado, 17 de diciembre de 2016

Gastrolandia: Goiko Grill



Me habían recomendado tantas veces ir que me daba miedo que las expectativas estuvieran demasiado altas. Sabía, además, que el sitio era relativamente caro y que podíamos salir de allí decepcionados y con los bolsillos vacíos.

Pero no. Goiko Grill, una de las franquicias de hamburguesas mejor consideradas de Madrid, cumplió e incluso superó lo que esperaba. Y eso que pedí una de las más básicas, la Pigma (hamburguesa, queso americano, huevo frito, bacon y una salsa de la casa). Carne buenísima y patatas (rústicas) buenísimas, espectaculares diría yo. Escribiendo esto se me está volviendo a hacer la boca agua. Creo que puedo decir que está en el podio de las mejores hamburguesas que he comido en mi vida.

Sí decepcionaron un poco las quesadillas, diminutas y carísimas. Lo bueno es que me han dicho que entre semana hay menús a buen precio, así que habrá que volver a probar las más extravagantes (algunas llevaban hasta plátano).

Goiko Grill: Alberto Alcocer, 42 (Madrid)


miércoles, 14 de diciembre de 2016

Un día en el COE




Nunca había estado allí. Fui con Álvaro, un compañero de Eurosport, para tratar de grabar unos cuantos vídeos en directo con Facebook entrevistando a los deportistas olímpicos. Y había unos cuantos, vaya que sí.

En un día lluvioso, pero la luz se hizo dentro de la sede del Comité Olímpico Internacional. Era su gala anual, y la de este año iba a ser especial porque los nuestros consiguieron en Río de Janeiro el segundo mejor resultado de nuestra historia.



Fue uno de sus días en los que pasan las horas casi sin que te des cuenta. Ni siquiera pude probar el catering (apenas dos pastelitos). Yo solo quería grabar entrevistas. Y conseguimos hablar con Mireia Belmonte, Maialen Chorraut, Saúl Craviotto y Eva Calvo. Entre los cuatro sumaron tres oros, una plata y dos bronces en Brasil. Un sueño vamos.

Sí, me encanta mi trabajo, y creo que soy un grandísimo privilegiado. Ojalá dure para siempre.


lunes, 12 de diciembre de 2016

Calderón en femenino

El pasado domingo fui por primera vez a un partido en vivo de fútbol femenino de alto nivel. Y qué mejor forma de estrenarme que en el Vicente Calderón, en un Atlético-Barcelona en el que se jugaban el liderato y en una mañana histórica donde se congregaron casi 14.000 personas.

Fue espectacular. Tuvimos que hacer dos colas enormes para poder entrar, ya con el partido empezado. El Atlético ganó 2-1 y los tres fueron grandes goles. El ambiente, inmejorable. Muy orgullosos de haber formado parte de ello.

Dejo aquí un artículo más profundizado de lo que significó para el fútbol femenino lo vivido en la mañana del domingo 11 de diciembre de 2016.


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Crítica: Hasta el último hombre



Puedo decir sin miedo a equivocarme que 'Hasta el último hombre' es la mejor película que he visto este año. El solo hecho de ver el tráiler seis días antes (eclipsó totalmente a 'Aliados') y las altas expectativas que creó en mi me hicieron pensar que existía la posibilidad de que me decepcionara.

No pasó tal cosa. El film de Mel Gibson (ojalá no tengamos que esperar otros diez años para otra maravilla) es simplemente una obra de arte. La reconstrucción de una historia real que el público general desconoce sobre un tipo que quería servir a su país en el campo de batalla, pero que se negaba a siquiera tocar un arma. Por ello, sus compañeros y sus superiores le dieron la espalda, pero él se encargó por todos los medios de salvar vidas en lugar de quitarlas.




En apenas dos días, y sin utilizar una sola arma, Desmond Dass salvó cerca de 75 personas, muchas de ellas en una sola noche y sin apenas ayuda. Casi todos los soldados se fueron al campamento mientras él seguía bajando hombres heridos. El final (SPOILER) es belleza pura. Es ahora quien el resto le baja del cañón a él, malherido tras desviar una granada de un puntapié. Mira al cielo y se ve realizado.

La banda sonora, el reparto (nunca pensé que Vince Vaughn fuera a bordar un papel así), el guión (¡qué guión) y la facilidad para poner los pelos de punta al espectador convierten a esta película en una firme candidata a ganar más de un premio en este 2016. Los merece.

PD: Mel Gibson ha dirigido cinco películas. Se puede decir que cuatro de ellas son maravillosas.
PD2: No veía a una película de Teresa Palmer desde el Aprendiz de Brujo (2010). Como anécdota, días después soñé con ella (lo juro).

Nota en Filmaffinity: Un 9



sábado, 3 de diciembre de 2016

Un día en Leganés



Nunca había estado en Leganés. Y aprovechando que el Villarreal jugaba en Butarque aprovechamos Fenoll y yo para pasar un día allí de verdadero lujo.

Sobre la una del mediodía llegamos a la ciudad, que más bien parecía un pueblecito coqueto al estilo Callosa. Un tipo que me vio con la camiseta del Villarreal se puso a hablar con nosotros en el tren y nos dijo que era amigo del que hacía los famosos carteles del Lega y que fuéramos al bar de su prima, 'El Comodín', donde las aficiones rivales suelen ir a comer y a emborracharse.



Y eso hicimos. Lo encontramos rápidamente, de camino al campo, y vimos allí el Granada-Sevilla y el Clásico mientras bebíamos tercios de Amstel y tapeábamos sin cesar. Después del plato de chopitos acabamos hinchados, y solo el gol de Ramos en el descuento nos levantó de la silla.

De allí, al estadio mientras hacíamos un directo de Instagram con el palo-selfie de Fenoll. Llegamos tres minutos antes de que empezara el partido, y nos sorprendió lo pequeño que es Butarque. Subimos por una rampa y allí estábamos. Nos recordó incluso a El Palmeral de nuestro pueblo. Nos sentamos muy cerca del césped, y nos tragamos, eso sí, un 0-0 en toda regla. El partido fue tan insulso que tuvimos que hacer un Facebook Live para entretenernos.




Acabó el partido y nos fuimos a casa con la sensación de que tenemos fútbol de Primera División muy cerca y a buen precio. Hay que volver.


viernes, 2 de diciembre de 2016

Crítica: Aliados



El pasado jueves fui a ver 'Aliados', la esperada película de Brad Pitt y Mario Cotillard que recordaba ligeramente a la que ya hizo Pitt en su día con su exmujer Angelina Jolie.

Dejando de lado que en la sala pusieron erróneamente 'Un monstruo viene a verme' (peliculón) y a los cinco minutos la cambiaron por la buena, debo decir que la película me gustó. Me gustó porque te mantiene en suspense, porque tiene acción a la vez que una historia romántica entre dos espías que se conocen en Casablanca y acaban profundamente enamorados (aunque la escena en la que Pitt le pide a Cotillard que se case con él es un poco forzada).

Sin embargo, y esto es un SPOILER como una casa que no deberían poner en las sipnosis (pero lo ponen igualmente), cuando todo es felicidad, tienen una hija y viven tranquilos en una bonita casa con jardín, le dicen a Pitt que es bastante probable que Cotillard sea una espía nazi. De los malos, vaya. Y que está pasando información al enemigo. Hay se complica todo y hasta aquí paro de hablar.

Debo decir que he visto ocho películas de Robert Zemeckis (insuperable Forrest Gump) y por supuesto 'Aliados' no está entre las mejores. También le perjudicó que pusieran un maravilloso tráiler de 'Hasta el último hombre', el retorno de Mel Gibson tras diez años y que promete ser la sensación del año.

Me gustó la banda sonora y me gustó que Zemeckis consiguiera, dentro del dramático final, que la gente se fuera contenta con la última escena. Es de lo más tierna.

PD: Marion Cotillard, esa mujer cuyo 'acné' en la frente le hace incluso más atractiva.

Nota en Filmaffinity: Un 7


miércoles, 30 de noviembre de 2016

Gastrolandia: Bar Mual

Reconozco que no es la primera vez que voy a este sitio. Hará dos años de que mi tío me llevara a un pequeño bar al que llegas y parece que no puedes ni sentarte porque no hay mesas. Luego descubrimos que bajando unas sinuosas escaleras había un pequeño salón.

Este miércoles mi tío tuvo que venir a Madrid y repetimos sitio. Y fuimos directamente al grano. Ni ensaladas, ni pan, ni leches. Calamares a la romana, chuletillas de cordero y chuletón de ternera.





Nos sirvieron rápido y la comida (incluidas las deliciosas patatas que acompañaban la carne) estaba deliciosa. La única pega: el chuletón estaba un poco frío. Nos lo tuvieron que calentar. Después él se tomó un flan casero y yo una contesa congelada.

Como siempre, es un verdadero placer contar con la visita de mi tío y poder disfrutar de un manjar así de vez en cuando :)

Bar Mual: Calle Nicasio Gallego 20, 28010 Madrid, España (Chamberí)


Una foto publicada por David Orenes Almira (@davidorenes) el


domingo, 27 de noviembre de 2016

Carrera Ponle Freno 2016

Muy orgulloso de haber participado en la Carrera Ponle Freno 2016. La del año pasado me encantó, la de fue igualmente genial.

Y por fortuna tenemos este vídeo para ilustrarla. Repito lo que dije en 2015: Es maravilloso cruzar la Castellana (esta vez chispeando y todo, lo que le dio un toque otoñal) junto a más de 20.000 personas, y encima por una buena causa. Y encima, con estos dos tiparrajos.

Al año que viene, otra vez ^^





jueves, 24 de noviembre de 2016

Crítica: Dr. Strange



La decimocuarta película de Marvel. Sí, la decimocuarta (la de veces que ha salido ya Stan Lee haciendo un cameo, eh). Esta vez, trata la historia de un hombre brillante en su trabajo como neurocirujano pero arrogante y egocéntrico. En un accidente sufre una parálisis en las manos que le impiden continuar su trayectoria profesional.

Eso le hunde. Busca soluciones y las encuentra en Katmandú, a manos de una mujer que se hace llamar la Anciana y que muestra a Strange (así se llamaba) el poder del alma y la existencia de mundos infinitos. A partir de ahora, con sus manos podrá hacer algo que podría llamarse magia, a pesar de no poder articular dedo alguno.

Pero claro, siempre surgen problemas cuando alguien utiliza ese poder para hacer el mal. Y ahí es cuando paro de hacer spoilers. Bueno, solo uno más: Thor aparece tomando una cerveza con el Dr Strange, lo que nos hace pensar que muy pronto tendremos otra película con superhéroes de Marvel mezclados (cosa que, como siempre, se agradece).

Diría que Dr Stange está al nivel de cualquier película individual (Hulk, Iron Man, Capitán América, Thor, Ant Man, etc), con la dificultad de que, en este caso, gran parte de la trama transcurre en mundos externos al nuestro. No hay duda de que está más cerca a la ciencia ficción que ninguna otra. Así mismo, vale la pena ir al cine para ver cómo rascacielos gigantes se parten en dos. Grandes efectos especiales.

Sí, Cumberbatch está increíble, pero siento verdadera predilección por Rachel McAdams, con lo cual la película gana grandes enteros. Unas pocas escenas más en la siguiente y me habrá conquistado para siempre.

Nota en Filmaffinity: Un 7



miércoles, 23 de noviembre de 2016

Sevilla, qué ciudad





Lo reconozco. Lo que me hizo lanzarme a hacer este genial viaje a Sevilla fue la oportunidad de acercarme lo máximo posible a Gonzalo Higuaín. Si iba acreditado, quizá podría hablarle en zona mixta, o esperar en la puerta de su hotel a que saliera, o pegarle un grito y conseguir que me firmarse algo.

Pero, con la entrada de mi hermano, los viajes comprados y la acreditación pedida, un día antes de la salida, la Juventus anunciaba que el argentino no iría convocado a causa de una lesión en el muslo izquierdo.

No voy a negar que aquelló me hundió un poco. Pero había planeado ver tantos sitios, estar con mi hermano de viaje en una ciudad a la que nunca había ido, ir por primera vez al Sánchez Pizjuán y sentir miles de gargantas cantando el himno del Arrebato... que al final, lo de Higuaín (que me iba a poner nervioso todo el día) se convirtió en algo secundario.

Así que traté de aprovechar al máximo los dos días libres que tuve. A las 11:35 llegue a la estación de Santa Justa en un AVE procedente de Madrid. Dejé las cosas en la pensión (preciosa, en una callejuela sevillana muy cerca del centro) y me fui a almorzar a un bar cercano (una caña y una tapa de carrillera). Cuando oí por primera vez el acento sevillano de una chica joven (en este caso la camarera), se me pusieron los pelos de punta. Sí, entiendo que muchos se enamoren de algo así.


De allí, me puse a buscar cosas que ver de mi libro '1000 sitios que ver en España al menos una vez en la vida', De una tacada me fotografié en la Calle Sierpes, la Casa de Pilatos, la Iglesia del Salvador y la Basílica de la Macarena (ésta un poco más lejos). Entonces llegó mi hermano y nos fuimos a comer a un sitio que me habían recomendado, el Te espero te esquina, donde nos comimos un buen mantecado de solomillo al whisky con patatas y un trozo de tarta de chocolate.




Pasamos la tarde dando vueltas por el casco histórico, y nos hicimos fotos en la Catedral de Sevilla, el Archivo de Indias, la Torre del Oro y el puente de San Telmo, además de pasear por el Barrio de Santa Cruz. Cuando se hizo tarde, cogimos un taxi rumbo al estadio. Allí nos tomamos unas cervezas con Alberto, un excompañero del Máster de Marca, antes de entrar al campo. Conseguimos sentarnos juntos después de escuchar, de pie, el himno que ponía a toda España (y Europa) de punta.



Ganó la Juventus 1-3 en un partido donde el Sevilla fue mejor hasta la expulsión del 'Mudo' Vázquez. Mientras, mi hermano escuchaba cómo iba el Madrid y saltábamos de alegría con cada gol, sobre todo con el de Benzema en el 86'. Luego un marroquí al que le pedí que nos hiciera una foto se puso a cantar "Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si fuiste campeón de Europa por undécima vez".

Nos volvimos andando al centro, y tapeamos un poco en La Carbonería, donde disfrutamos por primera vez de una genuina actuación flamenca. Luego terminamos la noche bebiendo cerveza en un irlandés. Aquel día (martes), batí mi récord personal de pasos en un día (más de 33.000).

Al día siguiente, desayuno espectacular en la Tapatería y a intentar entrar en la Catedral. Fue imposible (cola gigante). Acabamos en el Real Alcázar, famoso por ser patrimonio de la humanidad y por contener Los Jardines del Agua de Dorne (Juego de Tronos). A nosotros nos importaba más lo segundo.




Después fuimos a Triana y nos tomamos un pescaíto frito y unos deliciosos chipirones con arroz negro al ladito del río Guadalquivir, junto al puente. Aquel momento fue de lo más placentero. De ahí dimos otra vuelta por el Barrio de Santa Cruz y ya nos fuimos a la pensión a recoger nuestras cosas y abandonar Sevilla, con la promesa de que intentaremos volver lo antes posible. Es una ciudad maravillosa.




viernes, 18 de noviembre de 2016

Gastrolandia: Casa Paco (Madrid)

En la noche de este viernes se me ocurrió que, por una vez, debía hacer caso a mi compañero Aaron y descubrir un lugar tan 'pacheco' como apetecible: 'Casa Paco'.

Situado en la zona de Argüelles (Calle de Altamirano, 38), allí acudimos Esteban y yo con tremendas ganas de echarnos algo a la boca... cuando llegamos y nos vimos el local completamente lleno. A rebosar. El bar no era precisamente grande, y las tortillas (el mayor reclamo del lugar) se divisaban en la barra como auténticos tesoros. De ellas nos separaba un mar de gente que era imposible atravesar.

Salimos del local. Esteban planteó buscar otro sitio en el que cenar. Yo me negaba. Había visto las tortillas a lo lejos, y tenía que probar al menos un pincho. Vimos, por suerte, que había otra puerta y que justo al lado, una pareja se levantaba de su mesa. Vimos el cielo abierto.

Rápidamente, ocupamos la mesa. Tardaron en atendernos, pero no en darnos los platos cuando los pedimos. Al final, optamos por cuatro pinchos de tortilla: dos elegidos por nosotros (butifarra y queso de cabra, solomillo, cebolla caramelizada y parmesano) y dos que nos recomendó la camarera (morcilla por un lado, cebolla caramelizada y foie por otro). 



Sencillamente espectaculares. Yo siempre me he declarado partidario de que la tortilla esté un poco cruda por dentro, que chorree y se puede dar rienda suelta al 'sopeteo'. Y estas tortillas no cumplían las expectativas, las sobrepasaban con creces.

Cuando menos se lo esperaba Esteban, apareció en la mesa un plato de champiñones rellenos con beicon que yo había pedido en su momento por sorpresa. Los vi en una foto de Google Maps y no pude evitarlo. Deliciosos.



Eso y dos cañas nos salió por cerca de 13 € cada uno (2,50 el pincho, 1,90 las cañas, 8,20 los champiñones. En una de las servilletas descubrimos que el sitio llevaba abierto desde ¡1959!. Sin duda, pienso agradecer a Aaron el haberme recomendado este maravilloso lugar al que, por supuesto, volveremos a acudir. Hay que probar todas las tortillas.



Una foto publicada por David Orenes Almira (@davidorenes) el


martes, 15 de noviembre de 2016

Receta Random | 'Guisao' de merluza

¡Sí! He aprendido a hacer un rico 'guisao' de merluza y de la forma más improvisada posible. Y me ha salido de rechupete. Quién lo diría.



Ingredientes:

- Lomos de Merluza Pescanova
- Aceite
- Pastilla caldo de pescado
- Azafrán
-  Dos bolsitas de arroz congelado
- Un bote de pimiento en tiras de Mercadona
- Cebolla troceada congelada
- Pimentón dulce
- Perejil
- Sal


Pasos a seguir:

1. Poner agua hirviendo con aceite. Mientras, descongelar en el microondas los lomos de merluza Pescanova.

2. Cuando hierva el agua, echar los trozos de pimiento (cortados a trocitos), cebolla, la pastilla del caldo de pescado y azafrán.

3. Sacar los lomos de merluza del microondas y chafarlos un poco. Introducirlos en la olla.

4. Echar arroz (en este caso, fue descongelado previamente en el microondas).

5. Echar pimentón dulce, sal y perejil para darle más sabor.

6. Retirar del fuego y servir (al probar el caldo, esperar a que se enfríe o tendréis la lengua tan pelada como la mía).


lunes, 14 de noviembre de 2016

El de las mil voces




Así era conocido Mel Blanc (1908-1989), actor de doblaje de dibujos animados y que daba voz a los famosísimos Bugs Bunny, Pato Lucas, Silvestre, Porky y Piolín, entre otros. Eraa tal la pasión por su trabajo, que a menudo cambiaba de voz y comenzaba a comportarse en la vida corriente como uno de los personajes animados que caracterizaba. Logró registrar más de 1400 voces distintas.

En enero de 1961 sufrió un grave accidente de coche que le dejó en estado de coma. Sus cuidadores y familiares le hablaban sin descanso con la esperanza de que se despertara, pero sus esfuerzos no tuvieron recompensa.




Durante tres meses los médicos intentaron despertarlo sin éxito. Hasta que uno tuvo la brillante idea de hablar con Mel, pero no directamente con él, sino con uno de sus personajes. Y ¡zas! sucedió el milagro. Uno de los médicos le preguntó: "¿Cómo te encuentras, Bugs?". Y Mel respondió con la voz del conejo: "Me encuentro bien, Doc".

En el libro donde repasa su vida, That's not all folks!, cuenta que no recuerda nada de aquellos días y que su mente aun estaría en estado vegetal de no haber sido porque "Bugs Bunny le salvó la vida".


Mensajero


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Receta Random | Gazpacho Manchego

A partir de ahora colgaremos en el blog recetas sencillas de comidas que me gustan mucho. Y empezamos con el gazpacho manchego, que siempre triunfa en casa.






martes, 30 de agosto de 2016

Lo siento, pero eres preciosa



Lo siento. Lo siento porque quizá estés esperando a tu novio, que ha ido un momento al baño o a traerte tu copa, o te has separado un instante de tus amigas y te has encontrado en medio de la pista sin comerlo ni beberlo, y has decidido disimular, contemplando tu alrededor, hasta que me has mirado sin querer.

Lo siento porque es posible que hayas accedido a ir a esta discoteca un viernes por la noche porque tu compañera de piso te ha insistido, porque ya está bien de quedarte en casa viendo capítulos de Juego de Tronos en bucle mientras devoras bolsas de Jumpers, todo por olvidar que hace solo tres meses te rompieron el corazón, y lo último que deseabas en este mundo era que apareciera un pagafantas de tres al cuarto, desafiando la lógica tocándote el hombro para luego no saber qué más decir.

Lo siento por ser feo, por tener barriga, por ir mal peinado, llevar gafas y la camisa más arrugada que hayas visto nunca. Lo siento porque estarás harta de que aparezcan, uno detrás de otro, babosos tocando a tu puerta, esperando abalanzarse sobre ti a la más mínima oportunidad.

Pero eres preciosa. Tus ojos brillan por encima de cualquiera de las luces de neón que atraviesan esta sala. Tu pelo es largo, frondoso, y el solo tacto de un mechón sobre una de tus mejillas hace ruborizar al mismísimo diablo. Esas mejillas que, antes pálidas, se vuelven rojas por la timidez, la emoción o la vergüenza. Tus labios, naturales, sin una sola gota de pintalabios, pues lo perfecto no necesita adornos. Tu fragilidad, tu despiste, tu no saber a dónde mirar. La pegatina de un termómetro con cara sonriente en tu bolso, tu colgante con el símbolo de la paz, tu olor a sándwich de nocilla recién comido.

No, desde luego que no es motivo suficiente para que alguien se acerque y te dé la lata en tal momento de intimidad. En realidad me he pasado años, meses, días, horas, minutos y segundos tratando de levantarme del sofá, del asiento del metro, del taburete del bar, de la silla de curro, del portal de mi casa, del banco de la esquina y hasta de la cola del supermercado con la intención de decir “¡Hola!” a esa chica mona con la que imaginas pasar el resto de tu vida. El problema es que siempre puede el 'Lo siento'. No vale la pena amargarte el día con una humillación, haciendo algo ilógico que recordarás tú y los que se rieron entre dientes a tu alrededor. Puede que el disgusto te dure una semana o un mes, o agrave más problemas, o te haga todavía más -si se puede- inseguro de lo que eres.

Pero hoy he destrozado mis cadenas. He acabado con todas las pesadillas que rondaban mi cabeza, que me asfixiaban y me torturaban por dentro. Porque eres preciosa, pero sobre todo porque mi corazón no ha dejado de golpearme con rabia en el pecho desde que te he visto entrar por la puerta. Porque tienes algo, no sé qué porque no te conozco, ni siquiera sé cómo te llamas. Pero en tu mirada, en tu andar, en tu hermosa imperfección y hasta en tu bolso se puede ver desde un kilómetro que eres alguien especial. Alguien a quien, al menos, daría mi vida por conocer.

Y nunca me habría perdonado no acercarme esta noche, al centro de la pista, con tus amigas flipando, con mis amigos señalando, con una cerveza en la mano y la cabeza llena de pájaros, para decirte lo siento. Lo siento por lo de ahora y por cada día que me equivoque, por cada momento en el que no pueda darte lo que mereces. Pero sobre todo, para decirte que eres preciosa, por dentro y por fuera, decírtelo cada mañana al despertarte y cada noche al acurrucarte en las sábanas, porque si algo puedo prometer es que no perderé ni un instante en dejar de hacerte sonreír.


domingo, 28 de agosto de 2016

Vuelvo

Los Juegos estuvieron a punto de acabar conmigo. El cambio de horario, las numerosas tareas que hacer para varios medios, las ganas de ver todo, las noches en la redacción y el estrés propiciaron que no tuviera tiempo para ninguna otra cosa. Todo ello en plena mudanza y Fiestas de Callosa.

Pero eso se acabó. Por enésima vez, me niego a que este blog muera. He hecho una serie de cambios que espero que me hagan tener el tiempo suficiente como para actualizarlo a menudo. Lo necesito.

Solo espero que el insoportable calor que inunda Madrid estos días se vaya cuanto antes. Aunque estemos a 28 de agosto, bienvenido eres, septiembre. Y vete cuando quieras para que venga octubre.

lunes, 25 de julio de 2016

El viaje de nuestras vidas

¿Cómo sabe eso de que ansías tanto hacer una cosa, que pasan los años y todo sigue igual hasta que un día descubres que sí, que lo vas a hacer, y que será tan maravilloso como se suponía? Pues la verdad es que sabe a muchísimas cosas, todas buenas, desde el momento en el que ves a tus amigos sentados en el banco esperándote a que les abras la puerta de casa hasta que acabas en el piso de una desconocida bebiendo cerveza y ahogando nuestros últimos segundos juntos.



Describo este viaje, el del Interrail, como el mejor que hemos hecho en nuestras vidas. No porque cada viaje es mejor que el anterior, ni porque lo tenga tan reciente que así me lo parezca, o simplemente porque quiera presumir de haber vivido una experiencia así. No. Este viaje lleva la palabra MEJOR y, por supuesto, la palabra VIDA.

Es difícil contar con detalle lo que me hemos vivido en seis días (contando los días juntos en Madrid, me salen casi 10). En realidad,  hay cosas que ni siquiera soy capaz de explicar. Hay otras que si las contara saltarían chispas por todas partes. Así que me remitiré al guión establecido del viaje. Y lo haré de carrerilla:

Sábado 16 de julio

Me encontré a Carlos, Sergio y Fenoll en el banco de enfrente de mi casa, en Madrid. Subimos. Descansamos un rato. Fuimos a Chamartín a preguntar si desde allí se podían reservar billetes internacionales. Fuimos al Tigre a comer y beber como salvajes. De ahi al MaskCopas. De ahí a la Risueña. De ahí a una copia del Mercado Provenzal. De ahí a dormir.



Domingo 17 de julio


Llego a casa de trabajar. Me los encuentro jugando a la xbox. Me voy con Fenoll a ver cosas que nos pueden dejar para nuestro nuevo piso. Volvemos a casa y ya ha llegado Adrián. Nos vamos a cenar al Museo del Jamón. Nos tomamos la última en el 100 Montaditos-Sureña. Volvemos a casa.


Lunes 18 de julio

Nos despertamos. Fenoll se afeita en el pasillo de la entrada. Nos repartimos el companaje de Adrián entre las maletas. Nos vamos a desayunar a la cafetería del Intercambiador. Sacamos dinero. Compramos bocadillos en el bar del Metro. Llegamos al aeuropuerto. Compramos cartas por valor de casi 8 euros. Embarcamos. Hace calor en el túnel de vestuarios. Entramos en el avión. Dos horas después llegamos a Bruselas. Nadie nos hace un control ni nos toca nuestros huevos s_____s.



Encontramos a nuestro chófer, pero casi le perdemos unas diez veces porque a pesar de su barrigón anda muy deprisa. Nos lleva a la puerta del hotel Albert. Cogemos un tranvía. Llegamos a Grand Place. Vemos al niño meando. Nos comemos un metrallete (bocadillo de carne, cebolla, muchas patatas fritas y salsa picante) en Fritzland. Unos españoles a nuestro lado nos oyen comentar lo bien que vamos a cagar (IRONÍA) después de esos bocatas. Nos vamos a beber al Delirium. Una bota de cristal de cerveza, sí. Hablamos con unas madrileñas y luego con unas guiris americanas. Buscamos un bar más barato y acabamos en otro Delirium porque el camarero nos convence. Nos sentamos con unas chicas portuguesas. Aparecen las guiris americanas. Bebemos hasta que cierran. Nos volvemos al hotel andando. Igual tardamos una hora mientras Fenoll capturaba pokemons.

Martes 19 de julio

Nos levantamos. Cogemos un autobús. Dejamos las maletas en la consigna de la estación de tren. Desayunamos unos gofres. Nos vamos a recorrer las inmediaciones del Parlamento y la Comisión Europea. Visitamos el Museo de Dinosaurios. Nos perdemos. Hace mucho calor. Encontramos una parada de metro. Vamos a sacar las cosas de la consigna pero hemos perdido el ticket. Pagamos 12 € y nos devuelven las cosas. Compramos barras de pan para hacernos bocadillos con el companaje.




Cogemos un tren destino Gante. Cogemos un tranvía destino al hotel. Nos deja al pie de una cuesta enorme. Llegamos a nuestra habitación, en la que hay 14 camas, un calor insoportable y un aparato de aire acondicionado estropeado. Nos duchamos y al rato estamos sudados otra vez. Salimos de allí pitando. Descubrimos que Gante está en fiestas. Nos dan agua potable gratis. Cenamos en el Mosquito Coast (un fraude). Nos vamos a beber a un Delirium frente a una feria. Carlos se bebe dos cervezas en 9 segundos. Acabamos en una carpa bailando. Nos vamos a dormir.

Miércoles 20 de julio

Nos despertamos como si hubiéramos estado 20 horas en una sauna. Asaltamos el buffet-desayuno para compensar la habitación infernal. Dejamos nuestras cosas en el hotel y nos vamos a patear Gante. Damos un paseo en una barca en el canal con muchos españoles. Nos dan un helado gratis y un paraguas multicolor. Entramos en las mazmorras de un castillo. Echamos dinero en un pozo y pedimos un deseo. Nos hacemos unas cuantas fotos en la ciudad y nos comemos un perrito caliente gigante con una cerveza Jupiler. Vamos a Primark a comprar ropa de verano porque media maleta era de invierno (nos dijeron que haría frío y hacía más calor que en la comunión de Charmander).




Recogemos nuestras cosas del hotel y vamos a la estación con destino a Brujas. Casualmente nos encontramos allí con unas españolas que vimos en Gante. Cogemos un autobús dirección al hotel. En esta habitación corre más el aire, pero no hay consignas. Compramos candados y nos tomamos una cerveza en el bar del hotel. Nos hacemos unos bocatas con el companaje y nos vamos a ver Brujas. Volvemos al bar del hotel y nos tomamos unos jagger boom y unas birras en la happy hour mientras jugamos al 'culo' con unas españolas. Nos acostamos.

Jueves 21 de julio

Nos levantamos temprano. Desayunamos en el buffet del hotel. Llegamos a la parada de autobús y si lo esperamos no llegamos al tren con destino a Bruselas. Salimos corriendo. Llegamos reventados a la estación. Cogemos el tren a Bruselas, pero allí, por pedirnos unas hamburguesas calle abajo, perdemos el de Amsterdam. Aprovecho y me compro dos cajas de mejillones.




Me como una en el tren. Llegamos a Utrecht, donde decidimos que ibamos a dormir, pero cancelamos la habitación y reservamos otra en Amsterdam. En los pocos minutos que estuvimos en Utrecht nos encontramos con un callosino (ESTABA CLARO). Llegamos a Amsterdam. Cogemos el tranvía. Llegamos al hotel. Dejamos las cosas y nos vamos a ver el centro de la ciudad. Visitamos los coffee shops, el barrio rojo y demás. Perdemos la noción del tiempo. Nos vamos a dormir.

Viernes 22 de julio

Madrugamos para ir al Mercado de las Flores, Alquilamos unas bicis y damos una vuelta por la ciudad. Nos dan queso gratis en una tienda. Nos vamos a un parque enorme y precioso. Encontramos un sitio perfecto y nos ponemos a jugar a las cartas. Volvemos a perder la noción del tiempo. Por la tarde, acabamos en un trocito de césped junto a un lago, acostados mientras un tipo tocaba la guitarra y cantaba como los ángeles al tiempo que la brisa soplaba a nuestro favor.




De los mejores momentos de nuestra vida. Comemos unas hamburguesas aplastadas del Mcdonalds. Volvemos al hotel a ducharnos. Vamos al centro. Cenamos con las guiris americanas que conocimos en Bruselas. Una de ellas parece que va encocada perdida. Nos invitan a cervezas y croquetas (ellas las llaman albóndigas) en otro bar. Nos tomamos un gofre (el cuarto de la semana). Nos bebemos una botella de 2 litros en apenas 15 minutos. Volvemos al hotel. Dormimos.

Sábado 23 de julio

Nos levantamos. Dejamos las bicis. Cogemos un tranvía con destino a la estación de tren. Cogemos un tren con destino a Bruselas. Allí comemos unos bocatas en un restaurante suizo. Luego los mejores gofres de la ciudad (el quinto de la semana). Compramos souvenirs y chocolate belga. Nos tomamos la última birra en el Quick. Cogemos un autobús con destino al hotel Albert.



Esperamos al chófer en un bar. Dormimos en el coche de traslado al aeuropuerto. Allí encontramos a unas madrileñas que habíamos visto como tres veces en Bruselas. Quedamos con una de ellas para salir por ahí al llegar a Madrid. Bebimos unas cervezas. Y unos cubatas. Y llegamos a casa a las 6 de la mañana. Al día siguiente finiquitamos nuestro periplo en el 100 Montaditos, dando por hecho que este viaje ha sido, seguro, mejor que un día sin pan (solo ellos lo entenderán).



sábado, 2 de julio de 2016

Un día en la Eurocopa 2016

Esta es la historia de un viaje inolvidable express a Marsella. Dicen que es preciosa, pero yo casi no pude saborear la mayoría de sus monumentos y atracciones. Solo el monumento más importante, el Velodrome, y la atracción más importante: la Eurocopa 2016.




Tener la oportunidad de acudir a un partido de este torneo es equivalente, para mí, a estar en el paraíso. Mi amigo Samuel vive a dos horas de Marsella, en Montpellier, y compró entradas para todos los partidos que se iban a disputar en esa ciudad. Al ser minusválido, siempre iría con acompañante, y gracias a que pude contar con dos días libres, elegí el primer partido de cuartos, pensando que si España quedaba primera de grupo y eliminaba a su rival en octavos, la vería en directo en una de sus citas más importantes.

No pudo ser. La Roja acabó segunda por un penalti fallado de Ramos y un gol casi en el descuento de Perisic, y para colmo fue eliminada en la siguiente ronda a manos de Italia. El partido que veríamos sería el Polonia-Portugal, un Lewandowski-Cristiano Ronaldo, vamos. Tenía miedo de que las aficiones no estuvieran a la altura de otras como la británica o la islandesa, pero me sorprendieron sobremanera.




Pero bueno, que me voy por las ramas. La historia comienza un jueves a las cinco de la mañana. Suena Summer of 69 en el despertador y unos minutos después recibo una llamada perdida. Es el taxista. Al ver que no le llamo, me manda un mensaje y me dice que ya está abajo. Me preparo una mochila, me visto y salgo del piso. Dos horas después ya estoy en un avión con destino a Marsella, Debo decir que creo haber aprendido a guiarme (por fin) en los aeropuertos y en este tipo de viajes. La única pega: no mastiqué chicle mientras aterrizaba el avión y el oído derecho se me taponó como si tuviera cera para diez procesiones. Por suerte, volvió a la normalidad unas horas después.

Poco después llegaban Samuel y su hermano Yann en la furgoneta para recogerme rumbo a la ciudad. Aparcamos cerca del estadio -eran casi las 10 de la mañana y apenas había ambiente de día de Eurocopa- y nos digirimos a los alrededores a comer algo. Unos crepes con chocolate, para ser más exactos.



Insistí en ir a la Fan Zone. Yo esperaba una carpa en la que hubieran cientos de polacos bebiendo cerveza hasta el amanecer del día siguiente, pero nos encontramos con un recinto gigantesco y semi-vacío en medio de la playa. Allí nos encontramos con cuatro españoles -como nosotros, con la camiseta de la Roja- que venían desde el País Vasco para ver el partido. Nos los cruzamos hasta tres veces durante el día, y nos invitaron a cubatas de ginebra -muy fuertes por cierto-.  En aquella playa comprobamos que algunos polacos barrigones y algunas bellezas polacas disfrutaban de un buen baño y del -soporífero- calor que hacía en ese momento. En la Fan Zone chutamos penaltis, nos hicimos fotos rocambolescas, entramos en sorteos, jugamos al Pro, pintamos en un mural y nos bebimos una fresquita y carísima cerveza (siete euros).

La vuelta a los alrededores del estadio fue asfixiante, pero lo amenizamos con los cubatas de ginebra y los saludos con los polacos (¡Polska!) y los lusos (¡Portugal!). Lo que nos terminó de sacar una sonrisa definitiva fue un polaco que nos quería vender una entrada y se la acabó regalando a Samuel mientras le explicaba que había sufrido un accidente de coche y casi acaba en silla de ruedas. Esa entrada permitió a Yann entrar al campo con nosotros.




Volvimos al Velodrome. Allí comimos paninis (deliciosos) y nos dimos un garbeo por la zona, ya plagada de polacos y portugueses. Empezaron a calentarse. Nos encontramos con un portugués fan del Sporting de Lisboa y defensor de Cristiano Ronaldo y Pepe que nos contó mil anécdotas. Lo mejor llegó cuando la plaza se llenó de polacos que empezaron a cantar y no pararon. Nos unimos a los cánticos y disfrutamos de lo lindo. En esas, me crucé con un alemán que se puso a cantar el Que viva España de Manolo Escobar y que me restregó por la cara que eran campeones del mundo. Yo le contesté con un 'Carles Puyol' y se le borró la sonrisa al tiempo que reproducía lo que yo consideré como 'improperios alemanes'.




Por fin era la hora de llegar al campo. Con los pies destrozados, un voluntario de la UEFA se ofreció a llevarnos en jeep a la puerta por la que entrábamos. Un crack. Entrar al Velodrome fue como entrar por la pantalla de televisión en la que días atrás veías los partidos de la Eurocopa y soñabas con formar parte de eso. El partido acabó empate a uno y nos fuimos a la prórroga y a los penaltis. La vuelta se retrasaba: llegaríamos a las 4 de la mañana a Montpellier.

Pesadilla

Ahora les voy a contar la otra cara de la moneda. No quiero extenderme mucho porque es recordar esas horas y me entran ganas de tirarme por la ventana, pero es necesario contarlo porque creo que hasta hicimos historia.

Llegamos al coche a las 00:30. Arrancamos, conducimos 200 metros... y Yann no puede doblar el volante. Se atasca. Maldice a los dioses viejos y nuevos y para el coche junto a un semáforo. Llama a sus padres. Cuelga. Resulta que tiene una antigua avería y no funciona. Hay que llamar al seguro.

Cuando vuelve de llamar, nos dice que hay que esperar una hora a que llegue la grúa y compruebe los daños para después buscar una solución para nosotros. O volvemos en un taxi adaptado a Montpellier o dormimos en un hotel con cama pagada. Les voy a adelantar el final: no ocurrieron ninguna de las dos cosas. Estuvimos horas y horas esperando hasta que un hombre marroquí nos llevó con la grúa a un depósito donde Cristo perdió la chancla y dando tantos tumbos que Samuel casi acaba volcado en el suelo.



Llegamos al depósito. Yo ya temía que nos descuartizaran vivos. En lugar de eso, guardaron la furgoneta y nos metieron en una sala con un sofá y dos sillas a esperar. Esperar. Esperar. Eran las tres de la mañana y yo llevaba casi 24 horas sin dormir. Yann recibía una llamada cada cierto tiempo y yo me hacía ilusiones que se rompían en cuanto colgaba. Que no encuentran hoteles, que no encuentran taxis adaptados, que bla bla bla. Acabé durmiendo en el suelo de aquella sala perdida dios sabe dónde.

Nos despertaron cuando más calor hacía para seguir esperando en recepción, donde había aire acondicionado. Una mujer nos dijo que en 15 años que había trabajado allí jamás se había quedado nadie allí a dormir. Eran las 8 de la mañana y estuvimos esperando cuatro horas más hasta que apareció un taxi con un remolque que nos dejó en Montpellier 15 horas después de haberse roto la furgoneta.

Calma

Tras la tempestad, conseguimos descansar en casa de Samuel. Comimos hachís (un plato típico francés, no droga) y entre eso y una ducha conseguí revivir. Luego gané una partida al chinchón y jugamos unos cuantos fifas antes del Bélgica-Gales, que disfrutamos con unas cervezas y unos tacos rellenos de tres carnes, queso y patatas verdaderamente espectaculares. Sobre la 1 y pico ya estaba en la cama recuperando horas de sueño, y al día siguiente me preparaba para volver a Madrid, tras dos días intensos pero emocionantes. Experiencia maravillosa.






sábado, 14 de mayo de 2016

Eurovisión 2016: mis favoritos




El año pasado vi Eurovisión en un pub de Ely, un pueblo a las afueras de Cambridge, con la tele sin sonido y una máquina de discos amenizando el local, mientras guiris borrachos veían cantar a Edurne y decían: "¡La novia de De Gea! ¡La novia de De Gea!

Este año lo veré a medias. Con dos horas y pico de retraso, para ser exactos. Igual hasta consigo poner TVE en alguna tele de la redacción. Lo que no pienso dejar escapar es una nueva oportunidad de perder dinero apostando a mis favoritas.

Sí, este año he vuelto a hacer una lista con mis candidatas, las que más me han gustado. Mi sorpresa al ver cuáles eran favoritas en las casas de apuestas me ha hecho dudar profundamente de mi gusto musical. Rusia (1,52), la que tiene todas las papeletas para ser ganadora, estaba en mi segundo escalón, es cierto. Pero en el podio le siguen Australia (4,50) y Ucrania (8.50). ¿Cómo va a ganar Australia Eurovisión? ¿Han visto lo horrible que es Ucrania?

En lugar de éstas, voy a confiar en mi criterio y voy a apostar un eurito por cada uno de estos países.

1. Gabriela Guncikova (República Checa) - 201 € por euro apostado



2. Freddie (Hungría) - 201 € por euro apostado




3. Donny Montell (Lituania) - 151 € por euro apostado



4. Nina Kraljic (Croacia) - 201 € por euro apostado




5. Joe & Jake (Reino Unido) - 41 € por euro apostado




Ni falta que diga que mucha suerte y todo el apoyo del mundo a Barei y su 'Say Yay!'. Me parece que está en el podio de las mejores canciones españoles en los últimos 13 años. RetaBet la coloca la 15º, pero esperamos que esté más arriba :)

lunes, 25 de abril de 2016

Hay que volver

Llevo tiempo sin escribir aquí. Y no me gusta. Porque este blog lo empecé para contar mis experiencias y poder desahogarme. Pero ya no tengo tiempo ni para él.

Ha pasado ya un año y medio desde que llegué a Madrid. En ese tiempo he hecho un Máster y prácticas en la web de Marca, y desde octubre estoy en Eurosport, haciendo lo que me gusta y subiendo escalones poco a poco. Aquí he conocido a gente maravillosa a la que nunca olvidaré.

He aprendido a vivir lejos de mi ciudad, incluso podría decirse que he llegado a acostumbrarme, Aunque una parte de mí quiere estar siempre allí, quiere que Callosa sea un pueblecito a las afueras de Madrid al que poder visitar cada dos por tres.

Desde la capital he conseguido -con algo de ayuda- potenciar CDS Noticias, que ya tiene más de 3000 seguidores en Facebook, tiene una web con un margen de visitas aceptable y una revista que cada mes se vende con más fuerza. Sin embargo, cada vez estoy más seguro de que las posibilidades de crecimiento son muchísimo mayores de los que la gente cree, pero desarrollarlas desde aquí y sin las herramientas necesarias es casi imposible.

Ahora intento adelgazar algo. No sé si para sentirme bien conmigo mismo, o para que mi madre deje de decírmelo cada vez que voy a Callosa, o para que la gente me vea mejor. O por que se acerca el verano, y quién sabe si no me avergonzaré si me quito la camiseta en una playa o una piscina en los próximos meses.

Y no sé qué más contar, la verdad. Ahora mismo debería estar actualizando la web, mirando algún tema para Sphera o para esta noche en Eurosport, pensar en alguna apuesta -estamos en racha- o hacer algo de la revista, que vamos muy retrasados. Pero el cuerpo me pedía volver a escribir aquí. Hay que volver. Se intentará.

lunes, 29 de febrero de 2016

Mis 8 valoraciones de los Oscar (5)

Sí, hoy es la primera vez que voy a poder dar mi opinión de las ocho nominadas a Mejor Película antes de la Gala. Llego de ver las dos últimas que me quedaban y lo he conseguido: Podré ver los Premios Oscar de este año con total consciencia.

1. Mad Max. Es posible que sea la película de acción que más me haya impactado en mi vida. No te da casi ni un respiro y la realización es impresionante. Es una persecución que vives como si estuvieras en ella.

2. Marte. Vi esta película antes de saber que iba a ser nominada, pero salí de allí con la certeza de que si no lo estaba, estaban cometiendo una de las mayores injusticias de la historia del cine. Una mezcla entre comedia y drama, entre risas y tensión, entre alegría y tristeza. Es muy difícil que un film de tales dimensiones consiga hacerte sonreír al mismo tiempo que sufrir por dentro. Y gran parte de culpa la tiene Matt Dammon y un guion fabuloso. Ah, y una música que da un buen rollo tremendo.



3. El Puente de los Espías. Una historia muy bien contada, como siempre consigue Spielberg. Tom Hanks nunca falla, y el final, si no conoces lo que pasó de antemano, es conmovedor y apasionante. Un fiel reflejo de la Guerra Fría y de lo difícil que es defender a alguien que es odiado por todos.

4. La Gran Apuesta. Tiene la enorme dificultad de contar una historia enrevesada y que usa tantos términos de la jerga económica que a veces te desconecta de la película. Pero su reparto, la curiosidad que transmite y que en una escena aparezca Margot Robbie, es más que suficiente para que valga la pena.

5. Spotlight. Para el que es periodista -como un servidor- ver como transcurre este film es una verdadera delicia. Una equipo de investigación de un periódico se empeña en descubrir un caso de acoso sexual sin precedentes en Estados Unidos, y la fuerza del guion más un reparto de lujo hacen que esta película supere, en mi opinión, a Todos los Hombres del Presidente.

6. El Renacido. Lo siento si exagero, pero creo que es una obra maestra. No, no es la película de todos los tiempos ni es lo más espectacular que haya visto el ojo humano, pero Iñárritu ha creado una joya, ha transformado una historia sin apenas argumento en algo épico, fuera de lo natural; las imágenes, la fotografía, los paisajes son magníficos; y ha catapultado -esperemos- a Di Caprio a por su primer Oscar. Lo merece tanto como Tom Hardy el de actor de reparto.



7. La Habitación. La que más me ha impresionado. Brie Larson, pero sobre todo Jacob Tremblay -increíble que no se den estatuillas a actores revelación- son protagonistas de una historia alucinante, que enternece, estremece pero sobre todo emociona. Te vas de la sala con los pelos de punta.

8. Brooklyn. Una película romántica que además te hace pensar sobre lo complicado que es vivir lejos de casa, dejando todo atrás, cambiar completamente tu vida y luego dudar absolutamente de todo. La verdad es que me he sentido bastante identificado. Preciosa.

Quiniela de los Oscar

Película: El Renacido
Director: Iñárritu
Actor: Leonardo Di Caprio
Actriz: Brie Larson
Actor de reparto: Tom Hardy
Actriz de reparto: Kate Winslet
Habla no inglesa: El hijo de Saúl
Guion original: Del Revés
Guion adaptado: La Habitación
Montaje: Mad Max
Fotografía: El Renacido
Banda Sonora: Los Odiosos Ocho
Canción: 'Til It Happens To You'
Diseño de producción: Mad Max
Vestuario: La chica Danesa
Maquillaje: Mad Max
Sonido: El Renacido
Efectos sonoros: Mad Max
Efectos visuales: Mad Max
Animación: Del Revés
Corto animación: Mundo del mañana
Documental: Amy: la chica detrás del nombre
Corto Documental: Body Team 12
Corto ficción: Stutterer




jueves, 11 de febrero de 2016

VEINTICINCO

En UN solo intento Arturo sacó la espada de la piedra en la película de Disney 'Merlín el Encantador', esa que vi cientos de veces en mi feliz infancia, antes de acostarme a dormir junto a mi conejo verde de peluche.



Barcelona, que transporta en barco alrededor de DOS millones de pasajeros anuales, fue la primera ciudad a la que viajé teniendo constancia de ello. De aquellos días recuerdo pocas cosas (un gorila blanco, un libro de los Picapiedra, un amigo calvo de mis padres), pero todas fueron maravillosas.



Alessandro Del Piero, que jugó TRES mundiales con Italia de los cuales ganó uno, nació el mismo día que mi hermano. De meterme con él en el parque -de estos de casa- hasta irme de cañas con él en Madrid. Sin duda recuerdo mucho mejor los buenos momentos que los malos.

Más de CUATRO veces vimos al Coyote ser humillado por el Correcaminos la noche que nació mi hermana, en uno de los días más felices de mi vida.



El CINCO de octubre de 2003 fui por primera vez al Santiago Bernabéu, con mi tío. El Madrid ganó 2-1 con doblete de Ronaldo, Figo falló un penalti y yo flipé en colores de estar en el lugar más espectacular del mundo.



Menos de SEIS segundos tardaba en bajar al recreo en el Primo de Rivera para poder comprar una torta de tomate. Se agotaban enseguida.



SIETE goles fueron los que se anotaron en el partido en el que marqué mi primer gol en una Liga de Colegios. Un balón largo del portero, me quedé solo frente al meta rival, paró mi remate pero metí el rechace. Todavía recuerdo que me tiré al suelo tras marcar y todos se abalanzaron sobre mí. El gol rompía el empate a tres y nos daba la victoria.

A las OCHO de la noche más o menos era la hora a la que solía ir al 'ciber' porque en mi casa me prohibieron el internet. Allí actualizaba el fotolog y navegaba por todo tipo de webs, pero sobre todo hablaba por Messenger con la mejor persona que he conocido. Córdoba.



Un NUEVE fue la nota final que me pusieron en Dramatización por interpretar a un inglés parlanchín y un vagabundo cojo en una obra de teatro de la Revolución Francesa. Aquellos ensayos y los elogios recibidos tras las interpretaciones son de lo mejor que me llevo de la Purísima.



El DIEZ era el dorsal que llevaba Dennis Bergkamp el día que le homenajeron en el estreno del Emirates Stadium, donde yo estuve gracias a mi casera en Londres, en el año 2006. Fue el primer viaje que hice yo solo.



ONCE fueron las veces que tuve que repetir 'Bayuyu' para que al final me saliera 'Babayu', palabra que me enseñaron mis amigos los asturianos en el que fue, junto a ellos, Adrián (el 'Yonki'), el Hierro, Gloria y muchos más, el mejor verano de mi vida.



Cerca de DOCE segundos tardó en arder el mítico '40 grados', la primera discoteca a la que fui -recuerdo que tenía 17 años y me dejé barba para que no me pidieran el DNI- y en la que compartí grandes momentos, sobre todo con Demetrio, Dani y Fran.



Alrededor de TRECE partidos -puede que más- narré con un megáfono en el patio del Instituto, el lugar donde conocí a muchos de los que hoy son mis amigos, y donde viví años inolvidables. No se qué habría sido de mí de no haber pasado por allí.



Probablemente fueron CATORCE cubatas por noche los que nos bebimos en el Crucero por el Mediterráneo en el viaje de graduación del Instituto, puede que el mejor que haya hecho en mi vida.



Un QUINCE de febrero de 2011, en la fría noche de Valencia y en el más absoluto silencio de Mestalla, viví el gol más sentimental y emocionante de mi vida. Gracias, Raúl.



Unas DIECISÉIS veces habré visto este vídeo, en el que cantamos todos juntos la canción del Bucanero Homosexual en los Carnavales de Alicante. Sin duda, pocos momentos de éxtasis y felicidad mayores que éste. La mejor representación de alegría jamás vista.



Puede que ya por el programa DIECISIETE estuviéramos algo más rodados en lo que venía a ser nuestra primera experiencia periodística. Hacer 'Córrete la Banda' con Sergio, José, Adrián y Jesús ha sido una de las mayores y gratas experiencias de mi vida.



No los conté, pero seguro que fueron más de DIECIOCHO los vasos de calimocho que bebí en mi primer Bando de la Huerta, sin duda la más grandiosa y feliz borrachera de mi vida. Jamás olvidaré -salvo ciertas cosas- aquel día.



Al menos DIECINUEVE calamares me comí el día que por fin pusieron frescos en el comedor del hotel de Torremolinos, en un viaje que ahorramos durante un año y que disfruté con lo mejor de lo mejor. Hay que hacer más como ese.



VEINTE alumnos se fueron del examen de Derecho cinco minutos después de que empezara, un examen que aprobé por los pelos y que certificó mi título de Graduado en Periodismo. Alegría máxima.



VEINTIÚN años tenía cuando me saqué el carnet del coche a la primera, una de los cosas -por lo torpe que soy- de las que más orgulloso me siento.



Un VEINTIDÓS de noviembre escribí el primer tweet de @CDS_Noticias, lo que sería el comienzo de un medio que hoy tiene web, revista y pronto, una radio. De todas las cosas por las que podría sentirme orgulloso, esta es la mayor.



Un VEINTITRÉS de octubre de 2014 aterricé en la ciudad donde siempre soñé vivir, la que me ha dado grandes momentos en grandes lugares, y la que me ha hecho conocer personas a las que nunca podré olvidar. Gracias Madrid.



Con VEINTICUATRO años vi mi nombre, David Orenes Almira, por primera vez en la web de uno de los periódicos más prestigiosos del mundo. El día que me publicaron la entrevista a Carlos Aitor -siempre en deuda contigo- fue uno de los más felices de mi vida.



VEINTICINCO años es lo mismo que un cuarto de siglo, o que dos décadas y un lustro, y si me pongo a contar las semanas, los días, los minutos o los segundos que es eso me tiro ahora mismo por el balcón. Torturarse por la edad es una tontería, pues lo importante es poder disfrutar cada momento para que luego, al mirar atrás, recuerdes muchas más cosas buenas que malas. Como yo hoy :)