No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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miércoles, 23 de noviembre de 2016

Sevilla, qué ciudad





Lo reconozco. Lo que me hizo lanzarme a hacer este genial viaje a Sevilla fue la oportunidad de acercarme lo máximo posible a Gonzalo Higuaín. Si iba acreditado, quizá podría hablarle en zona mixta, o esperar en la puerta de su hotel a que saliera, o pegarle un grito y conseguir que me firmarse algo.

Pero, con la entrada de mi hermano, los viajes comprados y la acreditación pedida, un día antes de la salida, la Juventus anunciaba que el argentino no iría convocado a causa de una lesión en el muslo izquierdo.

No voy a negar que aquelló me hundió un poco. Pero había planeado ver tantos sitios, estar con mi hermano de viaje en una ciudad a la que nunca había ido, ir por primera vez al Sánchez Pizjuán y sentir miles de gargantas cantando el himno del Arrebato... que al final, lo de Higuaín (que me iba a poner nervioso todo el día) se convirtió en algo secundario.

Así que traté de aprovechar al máximo los dos días libres que tuve. A las 11:35 llegue a la estación de Santa Justa en un AVE procedente de Madrid. Dejé las cosas en la pensión (preciosa, en una callejuela sevillana muy cerca del centro) y me fui a almorzar a un bar cercano (una caña y una tapa de carrillera). Cuando oí por primera vez el acento sevillano de una chica joven (en este caso la camarera), se me pusieron los pelos de punta. Sí, entiendo que muchos se enamoren de algo así.


De allí, me puse a buscar cosas que ver de mi libro '1000 sitios que ver en España al menos una vez en la vida', De una tacada me fotografié en la Calle Sierpes, la Casa de Pilatos, la Iglesia del Salvador y la Basílica de la Macarena (ésta un poco más lejos). Entonces llegó mi hermano y nos fuimos a comer a un sitio que me habían recomendado, el Te espero te esquina, donde nos comimos un buen mantecado de solomillo al whisky con patatas y un trozo de tarta de chocolate.




Pasamos la tarde dando vueltas por el casco histórico, y nos hicimos fotos en la Catedral de Sevilla, el Archivo de Indias, la Torre del Oro y el puente de San Telmo, además de pasear por el Barrio de Santa Cruz. Cuando se hizo tarde, cogimos un taxi rumbo al estadio. Allí nos tomamos unas cervezas con Alberto, un excompañero del Máster de Marca, antes de entrar al campo. Conseguimos sentarnos juntos después de escuchar, de pie, el himno que ponía a toda España (y Europa) de punta.



Ganó la Juventus 1-3 en un partido donde el Sevilla fue mejor hasta la expulsión del 'Mudo' Vázquez. Mientras, mi hermano escuchaba cómo iba el Madrid y saltábamos de alegría con cada gol, sobre todo con el de Benzema en el 86'. Luego un marroquí al que le pedí que nos hiciera una foto se puso a cantar "Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si fuiste campeón de Europa por undécima vez".

Nos volvimos andando al centro, y tapeamos un poco en La Carbonería, donde disfrutamos por primera vez de una genuina actuación flamenca. Luego terminamos la noche bebiendo cerveza en un irlandés. Aquel día (martes), batí mi récord personal de pasos en un día (más de 33.000).

Al día siguiente, desayuno espectacular en la Tapatería y a intentar entrar en la Catedral. Fue imposible (cola gigante). Acabamos en el Real Alcázar, famoso por ser patrimonio de la humanidad y por contener Los Jardines del Agua de Dorne (Juego de Tronos). A nosotros nos importaba más lo segundo.




Después fuimos a Triana y nos tomamos un pescaíto frito y unos deliciosos chipirones con arroz negro al ladito del río Guadalquivir, junto al puente. Aquel momento fue de lo más placentero. De ahí dimos otra vuelta por el Barrio de Santa Cruz y ya nos fuimos a la pensión a recoger nuestras cosas y abandonar Sevilla, con la promesa de que intentaremos volver lo antes posible. Es una ciudad maravillosa.




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