Apenas había caras conocidas (Darth Vader sale un poquito, C3PO y R2D2 hacen un cameo... y más que no quiero decir), y apenas actores de prestigio (Forest Whitaker y la emergente Felicity Jones), pero poco importa. La taquilla mundial ya supera los 500 millones de doláres (en dos semanas) y las críticas son tan buenas que algunas dicen que es la mejor de la saga desde 'El Imperio Contraataca'. Es decir, desde hace 36 años.
Es muy probable que yo esté de acuerdo, aunque si digo la verdad, no soy el mayor fan de Star Wars de la historia. Hay películas que incluso me han aburrido (alguien me pegará por escribir esto) y soy de los que piensan que, aunque tuvieron mucho mérito los efectos especiales de entonces, nunca me llenarán tanto como los que se pueden hacer ahora. Es el caso de 'El Despertar de la fuerza' y ahora con 'Rogue One'.
'Rogue One' tiene la gran dificultad de impresionar y entretener al espectador aun sabiendo que casi todo lo que va a pasar ya lo sabe. Es la historia de cómo se consiguieron los planos que hicieron posible la destrucción de la Estrella de la Muerte. La historia de cómo se construyó, con manos inocentes obligadas por el Imperio. De cómo se incluyó un punto débil que sería decisivo en el futuro. De cómo muchos rebeldes murieron pero no lo hicieron en vano.
Y sí, consigue impresionar, entretener, enganchar al público antiguo y al nuevo. Porque los antiguos encuentran una historia de las de antes, que necesitaban entre el capítulo III y IV. Y porque los nuevos son felices al ver una película de Star Wars moderna, con su HD y sus espectaculares innovaciones. Algunas, como la de resucitar a Tarkin (muerto desde 1994) resultaron muy convicentes.
Solo una pega (que se la pongo a todas las películas de Star Wars): Por favor, hagan más entretenidas las batallas espaciales. Incluso solté alguna cabezada en mi butaca.
Nota en Filmaffinity: Un 7
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