No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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miércoles, 23 de enero de 2013

Historia de un trabajo interminable

Hace unos cinco días que viví una de las experiencias más estresantes y agónicas de toda mi vida. No había tenido tiempo hasta ahora de poder contar una historia que, con un buen productor y los actores adecuados,   bien podría convertirse en una película cojonuda, que además estaría basada en hechos reales. En fin, no me voy más por los cerros de Úbeda y comienzo mi relato.

Estas últimas semanas han sido las más agobiantes desde que entramos a la Universidad (ya llevamos dos años y medio). Acostumbrados a dejarlo todo para última hora, no pensamos en la ola de trabajos que se nos venía encima antes de los exámenes, también a la vuelta de la esquina. Grabaciones de noticias de informativos, investigaciones para grandes reportajes, prácticas de Fotoperiodismo... y lo más GORDO que hemos tenido que hacer nunca: diseñar un periódico y un suplemento. Como ya mencioné en otra entrada de este blog, mi vida se había convertido en una maqueta. No haber utilizado jamás el programa para diseñar (QuarkXpress) dificultó mucho la realización del trabajo, sobre todo porque no teníamos ni idea de lo que hacer (hojas de estilo, cuadrículas, publicidad, alzado, planillo). En Navidades, nos tomamos unas vacaciones como Dios manda mientras la mayoría de la clase ya estaba acabando el trabajo. Nosotros, ni habíamos empezado.

Fue, sobre todo por eso, que la realización de este trabajo resultó más atropellada y estresante de lo que debió ser. A principios de mes nos pusimos a piñón a maquetar las 64 páginas del periódico y las 24 del Suplemento, y el pasado jueves sólo teníamos que finiquitar el trabajo antes de entregarlo al día siguiente. Ilusos de nosotros. Fue así como comenzaron "Las maravillosas aventuras de José Manuel Amorós, David Orenes y Jesús García", con la colaboración especial de Julián Cataluña. Aquella tarde de jueves se convirtió en noche, la noche en madrugada, la madrugada en las horas que se despierta el padre de José para ir a trabajar...vamos, que lo de "finiquitar" el periódico duró unas quince horas entre fallo tipográficos, espacios en blanco, fotos pixeladas, subtitulares cortados y noticias sin maquetar. Yo personalmente me acosté una ahora antes de tener que ir a imprimir todo el trabajo, en formato A3, a color.

Sabiendo que nuestro trabajo seguía teniendo fallos -en un banco enfrente de la imprenta seguíamos corrigiendo errores-, nos encaminamos a imprimirlo todo de una vez por todas. Ya el día antes nos dimos un susto de muerte cuando la impresora sacó las hojas de prueba con letras que parecían jeroglíficos de las pirámides de Egipto (ver foto), pero a color sí que salieron con naturalidad. Hasta que la impresora dejó de funcionar de forma inexplicable. A falta de una hora para entregar el trabajo en Elche, ya habíamos perdido el tren, no teníamos viaje, el trabajo estaba incompleto y el formato digital no se podía grabar en el CD que se debía entregar, también de forma inexplicable. 

Rápidamente, tratamos de buscar soluciones a pesar de que estábamos al borde de la locura. Llamamos a nuestras madres, todas indispuestas para llevarnos a Elche. Nuestros compañeros Adrián y Sergio ya se habían ido, y cada vez quedaban menos alternativas. El problema principal era que, si la impresora no sacaba lo que nos quedaba del trabajo por imprimir, encontrar un viaje habría sido en vano. Y la grabación en el CD, que sólo se podía realizar en el portátil de José, se esfumó cuando se quedó sin batería y se había dejado el cargador en el sótano de Jesús, donde estuvimos toda la noche "finiquitando".

Estábamos ya de los nervios. A mi me entraban ganas de darle patadas a todo lo que veía en la imprenta. Para colmo, teníamos programa de radio a la misma hora de entrega del trabajo, y no habíamos escrito absolutamente nada en el guión. Estuvimos al borde del abismo, de echar a perder días y días de trabajo sin descanso. Fue entonces cuando se solucionaron cada uno de los obstáculos como si el destino quisiera que avanzáramos más en nuestra lucha por entregar el trabajo más estresante de nuestra carrera. La impresora, que se había tirado más de 45 minutos sin funcionar, arrancó de nuevo cuando el dependiente la reinició. Se imprimió todo como por arte de magia, y al mismo tiempo Javi Belda me confirmaba por teléfono que nos podía llevar a Elche. ¿La grabación del CD? En la Universidad debía estar preparado Julián -el cuarto integrante del grupo- con un portátil con grabadora de alguien que anteriormente debió buscar, para que en cuanto llegáramos se grabara y entregara el trabajo a velocidad del rayo.

Los momentos en el coche de Javi Belda fueron agónicos. Montados en un CLIO de hace tropecientos años, con la necesidad de llegar antes de las once para entregar el trabajo y entrar en un programa de radio que iba a ser totalmente improvisado. Estuvimos incluso a punto de estrellarnos en la primera rotonda saliendo de Callosa. En mitad de la autovía, el coche se quedaba sin gasolina y no daba tiempo a parar porque no llegábamos a la entrega ni locos.

Creo, definitivamente, que fue un milagro. Llegamos a las once menos cinco, saliendo del coche casi en marcha, corriendo a entregar el trabajo unos, a grabar el CD otros, a preparar al menos los resultados de Copa del Rey para el último programa antes de exámenes. Un programa casi exclusivamente improvisado. Cuando salimos a las 11:30 del estudio, todavía me faltaba el aliento, pero la calma fue brutal cuando vimos pasar al profesor con nuestra carpeta negra en la mano. Lo habíamos conseguido, a pesar de los múltiples obstáculos que nos puso el destino, a pesar de nuestra vaguería inicial, la deficiencia de nuestro trabajo, las trabas inexplicables que se sucedían mientras pensábamos: "Si es que nos lo merecemos". Para colmo, parece que lo hemos aprobado y todo -yo lo daba por suspenso-. 

Nos hemos librado, una vez más. Pero ésta no es como todas. No se pueden explicar con palabras los sentimientos que vivimos en lo que ha sido la historia de un trabajo interminable. El trabajo más estresante de nuestras vidas.


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