Parece fácil vivir solo, pero no lo es tanto. Ahora hay que cocinar, que conlleva manchar la cocina, que conlleva limpiarla. Y cocinar conlleva también comprar. También hay que lavar la ropa, fregar, limpiar el aseo, llevar las cuentas de la casa... en fin, una serie de tareas domésticas con las que había que cargar de un momento a otro, y ese momento ha llegado. El momento de ser -casi- libre.
PD: Auto-mensaje. Hay que comprar pastillas para el lavavajillas.
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