No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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domingo, 30 de noviembre de 2014

40 días en Madrid




Llevo 40 días en Madrid. Creo que es la primera vez que vivo tanto tiempo lejos de Callosa. Y, pese a todo lo que echo de menos, no cambiaría esta experiencia por nada del mundo.

En 40 días te das cuenta de que en Madrid, el tiempo pasa muy rápido. Las semanas son días que se lleva el viento. Sales de casa por la mañana y poco después ya has vuelto para ver 'Zapeando'. Si tienes algo que hacer o que ver, entonces la velocidad se multiplica por tres. Y casi sin darte cuenta, el metro se te ha ido en tus narices.

Porque Madrid es una ciudad frenética. No descubro nada si digo que hay gente en todas partes, a todas horas. Gente que se sienta a tu lado en el autobús y ni se inmuta. Aquí todo el mundo va a su bola, eres uno más de entre miles de personas. A veces, gustaría que las serias caras del metro se convirtieran en sonrisas. Pero la rutina y el cansancio se apodera de sus vidas. Espero no convertirme en una de ellas.

Quizás es lo más triste de Madrid. Porque el resto es magnífico. El frío que siempre anhelé en Alicante, las hojas marrones por el suelo que reflejan que sí, que aquí el otoño es un paso intermedio entre el verano y el invierno; las múltiples ofertas de ocio, la cantidad de bares, tascas, pubs y garitos que hay cada cien metros, las inmensas avenidas ya adornadas con luces de Navidad. El imponente Bernabéu iluminando la noche. No hay otra ciudad igual en ese sentido.

En 40 días te das cuenta de que, a pesar de la velocidad, del ruido y el frenesí, hay tiempo para el relax y la tranquilidad. Para leer y escribir. Para ver la tele. Para tomarte una cerveza en casa. Para soñar despierto. Para escribir esta entrada. Si algo he aprendido es que por muy apasionante que sea Madrid, no hay por qué estar a su altura. Hay que disfrutarla en pequeñas dosis.

En 40 días te das cuenta de que ser independiente, después de muchos años practicando, no es nada difícil. Solo tienes que añadir un plus de responsabilidad. Ya sé que en los vídeos de 'Tres callosinos en la Castellana' parecemos unos tarados, pero la casa está en buenas manos. Aquí cocinamos, limpiamos, hacemos la compra, decoramos y trabajamos. Antes de venir aquí, me propuse dos cosas: no pasar hambre y no gastar más de lo necesario.

40 días dan para confirmar que estar en MARCA es un sueño. Sí, también hay clases aburridas -todo no puede ser a gusto del consumidor- pero cuando toca escribir, ir a una rueda de prensa, hacer una entrevista o escuchar a un referente, deseas parar el tiempo y que nada acabe. No cabe duda de que quise ser periodista por cosas como éstas.

Aun así, 40 días solo es la punta de un iceberg que sobresale en el mar. Lo sumergido está ante nosotros, y nos espera con los brazos abiertos en los próximos días. Sí, Madrid, de momento, nos cuida bien.

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