Sábado 13 de diciembre, hora
intempestiva: Descubrimos una página web llamada 'La Tostadora' en
la que venden todas las camisetas que te puedas imaginar. Por fin
encuentro una de Sum 41 y otra de CCAVM. Las pido de inmediato. Con
un pago adicional de cuatro euros para que llegue de urgencia, por
supuesto. Me dicen que estará aquí el martes.
Lunes, 15 de diciembre, 21:37 h. Me
informan vía sms que el pedido va a llegar exactamente entre las
12:17 y las 14:37. Joder, que escrupulosos. Recuerdo que yo en esas
horas estaré en clase, así que aviso a José de que esté atento al
timbre y recoja el paquete.
Martes, 16 de diciembre, 11:23 h. No me
fio un pelo y vuelvo a avisar a José por Whatssap de que esté
atento al timbre. Le digo también que si se va antes de que llegue,
despierte a Sergio, para que también esté atento.
Martes, 16 de diciembre, 15:17 h. Llego
a casa y pregunto a Sergio por el paquete. No ha llegado. Le
interrogo ante la posibilidad de haber estado durmiendo, duchándose
o haciendo sus necesidades, mayores excusas para no oír el timbre.
Me dice que no, que ha estado atento. Y José, se supone que también.
Martes, 16 de diciembre, 17:05 h. Llamo
a Orange porque no funciona Internet y me gustaría ver el estado del
pedido en un enlace que me pasó 'La Tostadora' por correo
electrónico. Tras dar tres DNIs diferentes, el operador me dice que
nos han cortado la línea porque no hemos pagado el mes de noviembre
ni, evidentemente, el mes de diciembre. Me ponen música y al rato,
una chica me pide los datos de una tarjeta para abonar la factura.
Después, me informan de que se restablecerá la línea en 24 horas
como máximo. Joder, tardan diez segundos en efectuar el cobro pero
un día entero en volver a poner Internet. Fuck.
Martes, 16 de diciembre, 17:18 h. El
caso es que yo no recordaba ninguna carta de Orange con factura.
Busco entre los cajones del papeleo y nada. Bajo al buzón y nada,
solo panfletos de publicidad. Me fijo en que la portería está
encendida, pero el portero no está. No le he visto en todo el día.
Martes, 16 de diciembre, 17:32 h. Con
los datos del móvil, consigo meterme al enlace del correo
electrónico para ver el estado de mi pedido. Pone 'ENTREGADO'. No
puede ser. ¿Entregado a quién? Si José no lo ha recibido ni Sergio
tampoco, solo puede ser el portero. Al rellenar los campos para el
pedido, puse en observaciones que si no había gente en casa, que
entregaran el paquete al portero. La hora de entrega (13:17 h)
coincide con el tramo que especificaban en el sms. Sospechoso.
Martes, 16 de diciembre, 18:35 h. Espero un poco y bajo a la portería, seguro que lo ha recibido él,
pienso. La luz sigue encendida, pero el portero sigue sin aparecer.
Espero unos cinco minutos. Subo. Antes de entrar a casa, me quedo
escuchando el rellano de la escalera por si le oigo recoger bolsas de
basura -como siempre sobre esa hora-. No se oye ni una puñetera
mosca.
Martes, 16 de diciembre, 19:00 h.
Vuelvo a bajar. Sigue sin estar. Espero más tiempo, pero nada. Veo a
un señor barriendo el suelo, le pregunto y me dice: “Estará
recogiendo las basuras”. Negativo. Subo y busco de nuevo el estado
del pedido en el móvil. Veo el icono de un .jpg. Pincho y me
encuentro el recibo firmado por un tal J.C Martín. ¿Pero qué coño?
Martes, 16 de diciembre, 19:43 h.
Vuelvo a bajar, porque creo que el portero se va sobre las 20 h a
casa. La portería sigue encendida, pero el portero sigue sin
aparecer. Ahora me siento en las escaleras junto a la portería a
esperar. No me iré sin respuestas, pienso. Descubro que tenemos más
vecinos de los que pensaba -incluso jóvenes-. Al rato, un señor
baja la basura al contenedor y me pregunta: “¿Es que hoy no ha
venido el portero?”. Pues eso parece, amigo. Aunque, al rato,
escucho un ruido de contenedores. Otro hombre mayor va
arrastrándolos hacia la puerta. Le pregunto por el portero. Me dice
que no ha podido venir esta tarde, que tenía médico. Le pregunto si
se llama Juan Carlos, o José Carlos -por las siglas J.C de la firma
del recibo-. Me dice que sí (¡¡UN MISTERIO DESCUBIERTO!!). Le digo
que a él le han entregado el paquete, y se presta a buscarlo en su
portería y en un pequeño almacén. Vemos un paquete, y me emociono,
pero es para una tal Teresa no se qué. No lo encuentra. Me hundo.
Martes, 16 de diciembre, 20:38 h. Divago sobre varias cuestiones. ¿Por qué le han entregado el
paquete al portero si José y Sergio estaban en casa? ¿Por qué el
portero no ha dejado el paquete en la portería o en el almacén?
¿Para qué cojones pago 4 euros de más si no lo recibo
“urgentemente”? Y más importante... ¿Dónde coño está el
paquete?
Miércoles, 17 de diciembre, 9:25 h. Sin que sirva de precedente, me he despertado antes para bajar y
pillar in fraganti al portero. Pero no. Por enésima vez, la portería
sigue con la luz encendida, pero el portero, NO ESTÁ. Como novedad,
hay un cubo de fregar del que sale humo (?) No me he acercado mucho
por si era ácido clorhídrico.
Miércoles, 17 de diciembre, 12:12 h. En clase, le hablo por whatsapp a José para ver si está despierto y
que baje a ver si está el portero. Negativo. El cabrón todavía
está sobando. A Sergio ni le pregunto.
Miércoles, 17 de diciembre, 13:02 h. José da señales de vida. Le digo que baje a ver si el portero tiene
el paquete. Catorce minutos después, me confirma que YA TIENE EL
PAQUETE (suenan campanas y voces celestiales).
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