No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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viernes, 25 de abril de 2014

Saint Roch

Cuenta la leyenda que un peregrino llamado Roque, nacido en Montpellier, decidió un día partir de casa y sanar a todos aquellos infectados por la peste, recorriendo toda Italia y otros países. En cada uno de los pueblos por los que pasó, las epidemias cesaron, y por ello le honraron nombrándolo Patrón y construyendo numerosos templos en su honor.


En mi ciudad, Callosa de Segura, toda la cultura sanroqueña que existe arrancó, según la tradición, una noche del 6 de noviembre de 1409 en la que el peregrino, ya canonizado, se apareció a cuatro pastores: Hernán, Francisco, Jacobo y Felipe, curando a uno manco y manifestando su deseo de permanecer en Callosa. En ese mismo lugar se erigió la Ermita que hoy es un símbolo y uno de los mayores monumentos de la comarca.

Cuando ya era consciente de mi viaje a Montpellier, recordé la historia de San Roque: según la tradición, él había nacido en esta localidad francesa –que también le ha hecho patrón- y allí mismo había una ermita que muchos visitaban en su peregrinación hacía Santiago de Compostela, además de la casa en la que vivió y algunos restos que se le atribuyen.

Había que visitarle, porque aunque no me considero para nada religioso, respeto las tradiciones de mi ciudad, y pienso que es un tesoro muy valioso que hay que cuidar porque es lo que nos identifica y lo que nos distingue del resto de pueblos y ciudades. Además, la leyenda de San Roque es preciosa, y muchos se agarran a ella para describir hechos imposibles y admirables que incluso han llegado a salvar vidas.


La iglesia de nuestro Patrón estaba en el casco antiguo de Montpellier, cerca de la Plaza de la Comedie. Un matrimonio de ancianos que se dirigían a la estación a coger un tren, nos ayudaron a encontrar el sitio como si les fuera la vida en ello –ojalá no perdieran el tren- y entonces la vimos, en todo su esplendor, frente a un edificio con un dibujo precioso de San Roque. Entramos Javi y yo, hicimos unas cuantas fotos, contemplamos las numerosas dedicatorias que le dejaron a lo largo de los siglos entre las paredes, la enorme estatua que presidía el centro de la iglesia y el panteón donde se prevé que estén algunos restos del Santo; después firmamos en un libro que había en la entrada: “Hemos venido desde Callosa de Segura, España, para ver a nuestro patrón, San Roque”. Simple y precisa. No hacía falta decir nada más.

Ver capítulo 1- Gabacholandia
Ver capítulo 2 - La Gran 'M'
Ver capítulo 3 - Rez-de chaussée
Ver capítulo 4 - Un lunes en Montpellier


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