No señores, no se ha acabado el mundo. Hemos sobrevivido al año 2012. Sin embargo, la profecía de los mayas sigue vigente. El 21 de diciembre acabó una Era y empezó otra, la Era del Conocimiento y la Sabiduría. Esta Era da paso a una purificación absoluta en la humanidad, por el bien de nuestro querido planeta y ser vivo, la Tierra. Podríamos estar hablando de otro Apocalipsis. Las profecías mayas son infalibles, por lo tanto es más que probable que los próximos años sean los últimos de tu existencia. Y en este blog vamos a disfrutarlos al máximo ;)
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viernes, 31 de marzo de 2017

Gracias, JK Rowling




Hace unos meses me volví a sumergir en las aventuras de Harry Potter. Reconozco que hacía tiempo que quería volver a leer los libros que marcaron gran parte de mi adolescencia, y la excusa perfecta fue el lanzamiento de una octava historia.

Así que empecé, creo recordar, a principios de año, y tres meses después me los he zampado todos. Sufrí con Harry en Privet Drive, amargado, sin saber por qué podía hablar con las serpientes y suspender objetos en el aire tan solo con la mirada. Sonreí cuando apareció Hagrid en los confines del mundo y le entregó la carta para empezar una nueva vida en el Colegio Howarts de Magia y Hechicería.




Al tiempo que Harry descubría con quien no juntarse (Malfoy) y con quien sí (Ron y Hermione) Lord Voldemort iniciaba su retorno después de haber sido prácticamente destruido al intentar matar a Potter de niño. Le dejó huérfano y con una cicatriz en forma de rayo en la frente. El Que no debe ser nombrado utilizó el cuerpo de un profesor y trató por todos los medios de robar la piedra filosofal para recuperarse cuanto antes. No lo hizo porque Harry y sus dos amigos sortearon todas las pruebas y la protegieron justo a tiempo.

El Señor Tenebroso volvería a la carga al año siguiente, pero esta vez de manera colateral: Mediante un diario que obligó a Giny, la hermana de Ron, a abrir la Cámara de los Secretos y soltar al Basilisco, que estuvo a punto de matar a más de un alumno. Harry, con ayuda de un fenix y del Sombrero Seleccionador, mató al basilisco, destruyó el diario y salvó a Ginny. Entonces apenas tenía 12 años. Un curso después, tuvo que aprender a controlar a los dementores (gracias al profesor Lupin) que 'protegían' el colegio del fugitivo Sirius Black, cuyo cometido parecía ser el de asesinar a Harry.



Todo lo contrario: Harry descubrió que Sirius era su padrino y el mejor amigo de su padre, y que había sido encerrado en Azkaban (la prisión de los magos) por error. El verdadero asesino era otro amigo de James Potter: Peter Pettigrew, el mismo que le había traicionado al entregarles a Voldemort, y que hasta entonces se había escondido en forma de rata, custodiada por Ron. En cuarto, llegaría un plan casi perfecto del Señor Tenebroso para acabar con Harry: Le incluyó en el torneo de los Tres Magos, le ayudó para que pasara todas las pruebas y al agarrar la Copa, se topó con un traslador que le llevó a sus pies. Fue entonces cuando murió Cedric, otro de los aspirantes al trofeo. No fue un plan perfecto porque Voldemort no contó con que Harry escapara gracias a un encantamiento de desarme y con ayuda del conjuro de su madre que todavía le protegía.

Probablemente, quinto curso fue el peor año para el niño de la cicatriz en la frente. Lo tomaron por loco, le echaron la culpa de la muerte de Cedric y tendría a una arpía del Ministerio como profesora de su asignatura favorita: Defensa contra las Artes Oscuras. Para colmo, a mitad de curso Dumbledore fue destituido de su cargo y Voldemort intentaba penetrar en la mente de Harry gracias a una misteriosa conexión que nació el día que intentó matarle. Potter veía siempre la misma visión: una puerta que llevaba a una sala llena de profecías. Cuando creyó que Sirius estaba en peligro, acudió a su rescate y se encontró con una emboscada. Sirius murió, Dumbledore consiguió retener a Voldemort y Harry supo por fin lo que significaba la profecía: Voldemort o él. Uno de los dos tenía que ser asesinado por el otro.




El Ministerio cambió de Ministro, Hogwarts volvió a la normalidad y todo el mundo comenzó a creer que sí, que Voldemort había vuelto y que Harry Potter era el elegido para acabar con él. Lo que no sabía era que el Que no debe ser nombrado tenía su alma dividida en siete trozos, y que debía destruirlos todos. Uno era el diario, otro era un anillo que estuvo a punto de matar a Dumbledore. Otro debía ser un guardapelo escondido en una cueva. El anciano director y el muchacho fueron en su busca, pero Dumbledore acabó gravemente herido y con un guardapelo falso. Al volver al castillo, Hogwarts estaba siendo atacado por los mortífagos, secuaces de Voldemort. Uno de ellos, el joven Malfoy, tenía la misión de matar al director, pero no lo hizo. Entonces apareció Snape (profesor de Pociones que siempre odio a Harry y su padre) y mató al anciano.

Todo pintaba negrísimo. Dumbledore muerto, el Ministerio controlado por Voldemort, Snape director de Hogwarts y Harry en busca y captura. Ese curso, ni Harry ni sus dos amigos volverían al colegio. Buscarían los pedazos de alma de Voldemort y los destruirían con la espada de Godric Gryffindor. Lograron encontrar el guardapelo (en el Ministerio), y descubrieron que en una cámara de Gringotts se encontraba otro. Cuando lo robaron, Harry supo que el siguiente estaría en Hogwarts (lo vio en la mente de Voldemort) y se dirigieron hacia allí. Entonces comenzó una batalla sin precedentes al tiempo que Potter encontraba otro de los pedazos en la sala multiusos. Solo quedaban dos: El del propio Voldemort y el que había trasladado a su serpiente, Nagini.

Sin embargo, y sin querer, vio como Voldemort mataba a Snape. Lo hizo para que la Varita de Saúco, una de las tres Reliquias de la muerte, le funcionara como su legítimo dueño. Antes de morir, Snape le dejó sus recuerdos para que supiera toda la verdad: El profesor de Pociones mató a Dumbledore por orden suya, le quedaba un año de vida por la maldición que portaba el anillo, y si lo hacía seguirá siendo un legítimo vasallo de Voldemort y espía para la Orden del Fénix. Él mismo fue quien entregó la espada de Gryffindor a Harry. Todo por el amor que siempre le profesó a su madre.



Y lo más importante: Harry supo que debía morir para que Voldemort también muriera. Se entregó a él y fue víctima de una maldición asesina... Que no le mata. El conjuro protector de su madre, aunque ya no tenía efecto en el cuerpo del muchacho, seguía en el interior de Voldemort al haberse recuperado años atrás con su propia sangre Harry se hizo el muerto, Voldemort obligó a Hagrid a llevar el supuesto cadáver a las puertas de Hogwarts y trató de someterlos a todos, Pero entonces aparecieron los gigantes, los therstals, el hipogrifo, los elfos domésticos, y Neville le cortó la cabeza a Nagini. La batalla volvió a empezar y Harry se descubrió.

Le explicó a Voldemort algo que acababa de entender. Él era el verdadero dueño de la varita de Saúco. Porque él desarmó a Malfoy en su mansión, y fue Malfoy quien desarmó a Dumbledore, quien era entonces legítimo dueño de la varita. Así, los hechizos de Voldemort no surtían el mismo efecto, y en el momento de atacar a Harry, la maldición rebotó contra él y murió. La oscuridad había terminado para siempre.

Bueno, pues ojito porque todo esto que acabáis de leer (lo siento, pero necesitaba hacer un resumen general) podría hacerse añicos en el último libro, 19 años después de la última batalla. Ojito porque hay viajes en el tiempo, Hermione es ministra de Magia, uno de los hijos de Harry (Albus) entra en Slytherin y se hace amigo del hijo de Draco Malfoy.... Una locura vaya. Y no diga más para no seguir spoileando.

PD: Es una pena que muchos diálogos de Harry Potter y el Legado Maldito no tengan mucho sentido, que este escrito en modo teatro y que no tenga la acción de los anteriores. Pero vaya, vale la pena leerlo.

PD2: Gracias por todo, JK Rowling.



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