Día alucinante el de ayer en Valencia. En una semana convulsa, en la que tienes en mente el dichoso periódico que tienes que entregar el lunes, y que eso no debe molestarte para realizar el resto de tus obligaciones; el viaje con la clase a las Cortes Valencianas fue un regalo caído del cielo. Puedo decir que presencié, en el hemiciclo donde se realizan los plenos de la Comunidad, cómo los diputados votaban por el cierre definitivo de RTVV. Y después conocimos el resto del edificio. Y un rato después, disfrutamos de un festín espectacular en el buffet del Telepizza.
El viaje empezó con el autobús a punto de irse sin nosotros -inolvidable la escena de Jesús saltando del coche en marcha- y acabó en casa, viendo cómo el Madrid le marcaba cuatro al Galatasaray jugando con uno menos. El 27 de noviembre de 2013 será difícil de borrar.
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